Lecciones de Vida para Crecer en la Fe, 23° Domingo del Tiempo Ordinario, 8 de Septiembre 2019, Ciclo C

publicado a la‎(s)‎ 9 sept 2019, 15:06 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía   [ actualizado el 9 sept 2019, 15:22 ]


Moldeando a Dios a nuestro gusto 

   Una señora bien intencionada encuentra un día un águila que, vencida por el cansancio, reposa en el alero de su ventana. «¡Qué pájaro tan raro y tan feo! -piensa-. No se parece a ningún ave que yo haya visto antes.» Tiene piedad del extraño animal. Lo atrapa, le corta las plumas de la cabeza, después le lima el pico curvo hasta hacerlo recto, y por fin le recorta las alas porque le parecen demasiado largas. Le devuelve la libertad diciéndole: «Ahora sí que eres normal!!! Pareces una paloma». 

Sal y algodón

 

   Un sabio llevaba una carga de sal al mercado. Como el río estaba crecido, su burro se mojó y la sal que llevaba en las alforjas se disolvió. Al alcanzar la otra orilla, el burro estaba contentísimo por ver liviana su carga, y se puso a corretear por el prado. Pero el sabio estaba enojado.

 

   Al día siguiente en que había mercado, el sabio cubrió las alforjas con algodón. El burro, recordando lo que había sucedido el día anterior, se metió en la parte más profunda, pero casi se ahoga por el peso del algodón mojado. — Tranquilízate- le dijo el sabio —. Esto te enseña, que no siempre que cruces el río vas a ganar tú.

 

El caballo y el asno: [¡Por querer escurrir el bulto, se me hace más pesada la carga!]

 

   Un hombre subía una empinada cuesta llevando de las riendas un asno y un caballo. El asno llevaba una pesada carga, pero el caballo trotaba libremente viendo el panorama. El asno, de cuando en cuando y agobiado por el peso de la carga, suplicaba: -¡Caballo, amigo mío, ayúdame! No puedo más. El caballo riéndose le respondió: -¡Allá tú! El amo lo ha querido así... ¡Arréglatelas como puedas! -Y continuaron su camino.

 

   Al poco rato, el asno exhausto cayó a tierra muerto. Entonces el dueño, cogió al caballo, cargó todo sobre él, y se dijo:
-También este asno muerto puede valerme; tal vez pueda vender su piel para hacer tambores. Y entonces, cargó también sobre el caballo el burro muerto y así continuó su camino.

 Amuleto de la buena suerte 

   Se encontraron dos amigos que hacía mucho tiempo no se veían. Uno le pregunta al otro: “¿Cómo te ha ido?”. “Muy mal -responde el otro con sombrío acento-. Mi esposa me dejó para irse con mi mejor amigo. Perdí todos mis ahorros jugando en las maquinitas. El banco me acaba de quitar la casa. 

   Mi hija quedó embarazada, y no sabe quién es el papá de la criatura. Mi padre salió al campo y lo mató un rayo. Uno de mis hijos está en la cárcel, por drogas. Y a mi perro lo atropelló ayer un camión”. “¡Cómo lo siento! -se compadece el amigo-. Y dime: ¿A qué te dedicas?”. Responde el otro: “Vendo amuletos para la buena suerte”. 

El poder de la Cruz […Desarma los corazones…] 

   Ocurrió un choque entre un bus del S.I.T.P, y uno particular. El conductor del S.I.T.P se bajó, energúmeno y furioso, con una cruceta en lo alto, con el firme propósito de agredir al conductor del vehículo particular; pero al observar que éste, a su vez, le apuntaba con un arma de fuego, el conductor del S.I.T.P, todo atemorizado, lo único que atinó a decir fue: “Oiga, señor, por esta cruz, le juro que fui yo el que tuvo la culpa del accidente”. 

Una rusa en el aeropuerto…[Usar a Dios a mi capricho] 

   Una señora, al regresar de su peregrinación a Lourdes, pasa el registro de la aduana, en el aeropuerto de Moscú. El guardia encuentra en su maleta una botella transparente en forma de Virgen, dentro de la cual hay un líquido igualmente transparente. Le pregunta a la dama: - ¿Qué contiene esta botella? -Agua bendita de la santa gruta de Lourdes, señor. El guardia, desconfiado, destapa la botella, toma un sorbo y dice en tono severo: -¡Señorra, esto es vodka! – La mujer cae de rodillas, exclamando: -¡Milagro, milagro! 

¿Caridad o ambición? 

   En el verano de 1998 un hombre que vivía en Amsterdam fue a confesarse con su párroco. “Padre, este es mi pecado. Durante la segunda guerra mundial di refugio a un judío muy rico para salvarle la vida de los Nazis. El sacerdote le dijo que había hecho una acción caritativa, que ¿por qué creía que había cometido pecado? – “Padre, le exigí que tenía que pagarme 20 gulden por cada semana que estuviera en mi casa”. 

   La verdad, -dijo el padre-  eso no es caridad, y no debería sentirse muy orgulloso de ello, pero lo hizo por una buena causa. “Gracias, Padre, por su comprensión, pero tengo una pregunta más que hacerle. ¿Tengo que decirle al judío que ya terminó la guerra? 

Mirad el árbol de la Cruz…[…Que nos defiende del peligro…][Misa con niños] 

   Jaimito estaba arriba de un árbol, y su mamá, desesperada, le grita: - Jaimito bájese de ese árbol. Jaimito contesta: - No, no quiero. Vienen dos policías y le dicen: - Jaimito, que se baje de ese árbol. - Jaimito contesta: - No, no quiero. Luego, vienen los bomberos y le dicen: Jaimito, tiene que bajarse de ese árbol, y Jaimito les contesta: - No, no quiero. 

   Entonces, sabiendo que el párroco del pueblo tiene gran poder de convicción, lo mandan llamar. Llega el padre, que era grandote y, de manera solemne, le hace la señal de la cruz a Jaimito, y Jaimito inmediatamente, como un rayo veloz, se baja del árbol. La mamá, extrañada, le pregunta: ¿Y Por qué, al padre, sí le hiciste caso de bajarte? - y Jaimito responde todo asustado: - Es que el Señor Cura me hizo así: O se baja…+… O corto el árbol…

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9 sept 2019, 15:06