Lecciones de Vida para Crecer en la Fe, 26° Domingo Tiempo Ordinario, 25 Septiembre 2022, Ciclo C

publicado a la‎(s)‎ 28 sept 2022, 17:21 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía   [ actualizado el 28 sept 2022, 17:25 ]


Sabiduría de Sócrates [VS los acumuladores compulsivos] 

   Se cuenta que Sócrates paseaba un día por el mercado principal de la ciudad de Atenas. Uno de sus discípulos lo vio y, extrañado, se acercó para preguntarle: “Maestro, nos has enseñado que todo sabio lleva una vida simple y austera. Sin embargo, todos los días te vemos en el mercado principal, admirando las mercancías. ¿Quieres que juntemos dinero para que puedas comprarte algo?”. “No, gracias, dijo Sócrates: tengo todo lo que deseo; pero me encanta venir al mercado para recordar que soy completamente feliz sin este montón de cosas”. 

Lección: “Gastamos el dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para dar una imagen de lo que no somos, e impresionar a quienes no le importamos”. Will Smith. 

Parábola del dinero: [El corazón… ¿Ante la ventana o el espejo?] 

- Pregunta el discípulo al maestro: ¿Qué piensa del dinero? – Mira a la ventana, — le dijo el maestro — ¿Qué ves? – Veo una mujer con un niño, una carroza tirada por dos caballos… y una persona que va al mercado. – Bien. Ahora mira al espejo. ¿Qué ves? – Pues obvio que me veo a mí mismo. – Ahora piensa: la ventana está hecha de vidrio, lo mismo que el espejo. Basta una pequeñísima capa de plata por detrás del vidrio para que el –ombre sólo se vea a sí mismo y no vea a los demás. 

Moraleja: “Ni el espe–o tiene la culpa de lo que refleja…Ni la radiografía tiene la culpa de la enfermedad que muestra” 

El zar y la camisa


   Un Zar, hallándose enfermo, dijo: - ¡Daré la mitad de mi reino a quien me cure! Entonces, todos los sabios se reunieron y celebraron una junta para curar al Zar, mas no encontraron medio alguno. Uno de los sabios, sin embargo, declaró que era posible curar al Zar. – Si sobre la tierra se encuentra un hombre feliz -dijo- traigan su camisa y que se la ponga el Zar, y será curado. El Zar hizo buscar en su reino a un hombre feliz. Los enviados del soberano se esparcieron por todo el reino, mas no pudieron descubrir a un hombre feliz.

 

   No encontraron un hombre contento con su suerte. El uno era rico, pero estaba enfermo; el otro gozaba de salud, pero era pobre; otro, rico y sano se quejaba de su mujer y de sus hijos. Todos deseaban algo. Cierta noche, muy tarde, el hijo del Zar, al pasar frente a una pobre choza oyó que alguien exclamaba: - ¡Gracias a Dios he trabajado y he comido bien! ¿Qué me falta? El hijo del Zar – lleno de alegría-, inmediatamente mandó que le llevaran la camisa de aquel hombre, a quien, en cambio había de darle el dinero que exigiera. Los enviados se presentaron a toda prisa en la casa de aquel hombre para quitarle la camisa. Pero, el hombre feliz era tan pobre… ¡que no tenía camisa!


Muy rico, pero sin fe: [No basta con ser rico, ante todo hay que ser feliz]

 

   Érase una vez un hombre muy rico que vivía en una mansión que dominaba un fértil valle. Pero había un gran vacío en su vida. No tenía fe y vivía solo con sus muchas riquezas. Juan, - su mayordomo y hombre de plena confianza-, vivía con su familia en una casa muy humilde. Era creyente, oraba en familia y todos iban a la iglesia.

 

   Una mañana, el hombre más rico del valle contemplaba sus tierras y se decía: “Soy e hombre más rico de este valle…Todo esto es mío”. En ese momento llegó su mayordomo y le dijo: anoche tuve un sueño: “El Señor me dijo que el hombre más rico del valle iba a morir a medianoche”.

 

   Tenía necesidad de decírselo, espero no se enfade, patrón. No te preocupes, no creo en los sueños, vuelve a tu trabajo y olvídalo. Pero el hombre más rico empezó a inquietarse y fue a su médico para hacerse un chequeo. Éste le dijo que estaba como un roble y que le quedaban muchos años de vida. Aliviado pero asaltado por la duda invitó al médico a cenar y le pidió que se quedara hasta la medianoche. Pasada la medianoche despidió al médico y se dijo: ese estúpido del Juan ha arruinado mi día con sus tontos sueños.

 

   Acababa de acostarse cuando sonó el timbre de la casa. Eran las 12:30. Bajó y encontró a la hija de Juan en la puerta, que le dijo llorando: “Señor, mi mamá me envía a decirle que mi papá Juan, su mayordomo acaba de morir a la medianoche”. El hombre rico se quedó helado y comprendió de inmediato que el hombre más rico del valle no era él sino su mayordomo.

Materiales para el cielo [Administrando bien, lo devolvemos al dueño de todo] 

   Una señora muy rica que había tenido un rol muy importante en la tierra, llegó al cielo. San Pedro la recibió, le mostró un hermoso palacio y le dijo: Esta es la vivienda de su empleada. La señora pensó: si esta mansión tan linda es para mi empleada, ¿Cómo será la mía? Entonces Pedro le mostró una construcción muy humilde y le dijo: Esta es su vivienda. Indignada, la Señora le dijo a San Pedro: Pero ¿cómo voy a vivir en este lugar?  A lo que San Pedro le contestó. Lo lamento mucho, pero con el material que usted nos mandó desde la tierra, no pudimos construir nada mejor. 

Moisés y Bill Gates: [Así se hacen los negocios de este mundo… ¿Y los del cielo?] 

   Moisés dice a su hijo: - Hijo, quiero que te cases con una dama que ya escogí. El hijo responde: - Pero papá, yo quiero escoger mi mujer. Moisés dice a su hijo: - Mijo, ella es la hija de Bill Gates. El hijo responde: - Bueno, en ese caso acepto. Entonces Moisés se reúne con Bill Gates…- Bill, ya tengo al marido ideal para su hija. Bill Gates responde: - Pero mi hija es muy joven aún para casarse. Moisés dice a Bill Gates: - Tal vez, pero este joven es el vicepresidente del banco mundial. Bill Gates responde: - En ese caso, creo que lo podemos arreglar. Trato hecho, convenceré a mi hija para que acepte al muchacho. 

   Finalmente, Moisés se reúne con el presidente del banco mundial. – Señor Presidente, tengo a un joven recomendado para ocupar el cargo de vicepresidente de este banco. El presidente dice: - Pero ya tengo muchos vicepresidentes, más de los que necesito. Moisés dice: - Lo que pasa es que este joven es el yerno de Bill Gates. El presidente dice: - En ese caso… considérelo contratado. 

Yo no hice nada: […Y no hago más na…]

   Dice una canción: Yo me levanto por la mañana, me doy un baño y me perfumo; me como un buen desayuno, y no hago más na', mas na'. Después yo leo la prensa, me pongo a ver novelas, y no hago más na', mas na'. A la hora de las doce, me como un buen almuerzo; después me voy a la banca a dormir una siestita, y a veces duermo dos horas, y a veces más, y no hago más na'. Un señor, que vivía sin hacer na… muere y se presenta ante Dios juez. Dios busca su nombre en el libro de la vida, pero, al no encontrarlo allí, le dice que su puesto está en el infierno. El hombre, angustiado, protesta: Pero… ¿Por qué me voy al infierno? Y Dios le respondió – ¡porque NO HICISTE NAAA…!

Las cábalas de don Peter. [Para misa con niños] 

   Don Peter estaba convencido que el 5 era su número de la suerte. Había nacido un 5 de mayo (el mes 5), del año 55. Tenía cinco hijos, vivía en el número 555 de la calle 55. Al cumplir 55 años descubrió que un caballo llamado "Cinco" iba a correr en la quinta carrera; así que cinco minutos antes de empezar la carrera se fue a la quinta ventanilla y apostó 55.555 dólares. Por supuesto, su caballo llegó de quinto.

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