Lecciones de Vida para Crecer en la Fe, 27° Domingo Tiempo Ordinario, 2 Octubre 2022, Ciclo C

publicado a la‎(s)‎ 3 oct 2022, 14:13 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía   [ actualizado el 3 oct 2022, 14:13 ]

La fe no es para caprichos. 

   Un hombre que leyendo el versículo de la Sagrada Escritura: “la fe mueve montañas y traslada árboles…”, decidió ponerlo a prueba. Había un árbol bien grande en frente de su casa. Se dirigió a él y le dijo: "Cuando me haya despertado, deseo que te hayas ido a la montaña”. Esa noche el hombre se acostó y cuando se levantó fue a la puerta, la abrió y miró a su patio, y dijo: "Tal como pensaba, todavía estás ahí."

 

¿Qué milagro quieres?

 

Un hombre visitó a un profeta y le pidió que le hiciera un milagro extraordinario, para creer en Dios. El profeta dijo: - Muy bien, así lo haré. En el nombre de Dios lo hare, pero primero dime: ¿cuál de estos milagros prefieres: ¿quieres quedarte sordo, o ciego, o que te paralice una mano? Elige. El hombre exclama: - ¿está loco?, ¡Cómo voy a querer eso!:-Entonces, el maestro le dice: ¡no podrás ver nada extraordinario, y tendrás que aprender, que todo tú eres un milagro!

La vaca y el muro: 

   Un día, Juan iba caminando con un amigo muy preocupado, qu dudaba de la bondad de Dios. – No sé qué haré con todos estos afanes y temores – dijo. En ese momento Juan vio una vaca que miraba por encima de un muro de piedra. - ¿Sabe usted por qué esa vaca mira por encima del muro? – preguntó Juan. – No – respondió su amigo. – Se lo diré. Sencillo, porque no puede ver a través del muro. 

Moraleja: La fe nos ayuda a mirar por encima y más allá de tantos obstáculos. 

Aparentar mucha fe 

   Una monjita iba por la carretera y el carro comienza fallar. Se estaciona, se baja y levanta el capó, pero se da cuenta que no entiende de mecánica y lo cierra. Pasa un señor en su furgón. Lleva prisa, pero decide parar a ayudarla. ¿Qué pasó hermanita? - Vera usted; venía de lo mas bien y comenzó a toser, a toser y se paró. El señor va directo al tanque de la gasolina, introduce un palo y sale seco. Mire hermanita: ni olor a gasolina tiene el tanque. La hermana se lleva la mano a la cara y dice ¡¡hay viera que me olvidé: me dijeron en el colegio que echara gasolina y me olvidé. El señor le dice: - mire: tengo manguera, pero necesito un recipiente. ¿Tiene alguna cosa? Lo que sea…un balde, una garrafa…lo que sea.  

   La hermana va al baúl del carro, pero se regresa sonrojada y le dice: mire, tengo, pero no tengo… ¿Cómo así hermanita, que tengo, pero no tengo? – Cualquier recipiente sirve. El buen hombre se dirige al baúl, lo abre…Y la vergüenza de la hermana era porque se trataba de una vacenilla. El señor muy caballero, le dice: hermanita esto sirve. Él, va y llena la vacenilla de gasolina. La hermanita le dice: usted ya ha hecho mucho por mí, yo me encargo de echársela al tanque. ¿Segura hermana? - Si, vaya con Dios. Mil gracias. 

   Se queda sola y cuando la está echando al tanque pasa un señor en un camión, se queda mirando y no lo puede creer. Se detiene al lado, baja el vidrio y le dice: ¡hermanita está bien que tenga fe, pero no es pa’tanto…! 

El vendedor de aguacates: [Fe erseverante] 

   Iba Jaimito con su carro de aguacates y gritaba con voz fuerte: ¡aguacates, aguacates! – Y de pronto coge una pendiente muy peligrosa y el pobre Jaimito cae con aguacates y todo, yendo a parar al final de la calle. Jaimito todo golpeado y viendo que los aguacates habían quedado todos magullados, levanta lo que quedó de su carro, acomoda todo y comienza a gritar: ¡guacamole…guacamole!

Tener fe, no es para retar lo evidente: 

   Me dirigía en mi camioneta a la casa de un cliente para entregarle un computador, y al llegar a la entrada de un callejón vi un letrero hecho a mano que decía: “¡Calle bloqueada! ¡No pase! Difícil dar vuelta para regresar”. Seguí de todos modos, solo para descubrir que, en efecto, un árbol caído obstruía el paso y que no iba a ser fácil dar la vuelta con mi camioneta. Cuando por fin pude regresar a la entrada del callejón, vi otro letrero que decía: “¡Te lo advertí!” 

La “fe” del capitán [Fe en medio de la tormenta]

    Un velero está atrapado en una terrible tormenta. El océano furioso está a punto de devorarse el barco. El capitán, con mucha fe, se arrodilla en medio de sus compañeros de infortunio, y exclama: - ¡Oh, ¡Dios, si ordenas a los vientos que se calmen, encenderé un cirio tan alto como el mástil de esta barca! -Cuidado con lo que dices, capitán- le grita su vecino -, puedes jurar en vano. - ¿Dónde conseguirás un cirio tan grande…? - ¡Cállese, hombre de poca fe! –dijo el capitán-. ¡Si Dios es capaz de calmar esta tormenta, seguro que también puede enviarme el cirio! 

Hacer circular la fe. 

   Un músico le dice a un amigo: Yo llevo la música en la sangre; lo que pasa es que tengo mala circulación.

 

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3 oct 2022, 14:13