Uno cambia en la vida: [El amor, transforma el semblante con visos del Señor] “¡Qué rico hueles, mi vida!”. “¡Qué perfumada, mi amor!”. Éramos recién casados. Fueron frases de rigor. Después del baño él olía a Yardley o qué sé yo; mientras yo me perfumaba con frascos de Christian Dior. Pero hoy… ¡Qué diferencia! Él huele a ungüentos, y yo a la Pomadas que me pongo al por mayor ¡Cómo han cambiado los tiempos de cuando él me conoció! Antiguamente lucían encima de mi escritorio una rosa, su retrato, un perfume y un reloj. ¿Ahora? Un frasco de aspirinas; el ungüento de rigor; y el omeprazol, unas vendas; mis anteojos; la jeringa, la ampolleta, el algodón y el alcohol. Y en su escritorio, amontonados para que quepan mejor, un vaso para sus “puentes”; el frasco de la fricción; un libro abierto; sus lentes; jarabe para la tos; agua y la aspirina por si nos viene un dolor…Sin embargo no añoramos “lo que el viento se llevó”. Recordamos lo que fuimos, y vivimos nuestro hoy. En las mañanas, sin prisas, siempre la misma canción: “¿Cómo dormiste, mi cielo?”. “Un dolor me despertó”… “¿Cómo te sientes, mi vida?”: “hoy tengo un fuerte dolor”. Y por las noches, acaso recordando algo mejor, oliendo a pomadas y a inyección, repetimos lo de siempre, lo mismo de ayer y hoy: “Que duermas muy bien, mi vida”. “Que duermas muy bien, mi amor”... Rezamos un Padre Nuestro, y damos gracias a Dios. Los flamingos: [La oración es el alimento que transforma el alma]. En Brasil se pueden ver esas aves rosadas, de patas finísimas y de cuellos larguísimos: los flamingos. Muchos ignoramos que los tres primeros años de su vida son de un color gris verdoso, nada hermoso. A los tres años estas aves se transforman y se convierten en esos pájaros maravillosos y elegantes que nosotros sólo vemos en fotos y películas. ¿Cuál es la razón de esa transformación? Su alimentación. Los flamingos comen algas y gambas. La comida que alimenta sus cuerpos es la que hace que sus plumas adquieran ese color rosado hermoso. Orar, pero no por capricho: [Orar por lo alto, al estilo de Jesús] En un pequeño pueblo, el pastor de una iglesia estaba orando por algunas peticiones, en eso se levanta un hermano y le dice: “Hermano pastor, por favor oren por mi negocio, para que el Señor envíe bastantes clientes, pues casi estoy quebrado.” El pastor habló a toda la congregación y les dijo: “Pónganse de pie y hagamos una oración que llegue al cielo para que Dios le envíe muchos clientes a este hermano nuestro, pues Dios escucha a los que le claman”. Antes de comenzar a orar, el pastor le pregunta al hermano propietario del establecimiento: “Hermano ¿Cuál es su negocio?”, a lo que el comerciante cristiano le contesta: “Hermano, yo tengo una funeraria” . ¿Andar de incógnitos? [Lo oculto, sale a la luz…] Unos sacerdotes famosos por su seriedad en cuestiones religiosas, deciden tomar unas vacaciones en Hawaii. Quieren pasar de incógnitos, se visten de turistas con sus pantalones cortos, camisa de flores y sandalias. Se sientan a tomar el sol y pasa frente a ellos una rubia muy bonita, con un traje de baño insinuante y al pasar les dice: “buenos días padres”. Ellos, mudos, porque alguien los reconoció fueron y se compraron ropas mucho más atrevidas para parecer turistas menos conocidos. Se vistieron con sus pantalones de surf, playeras con estampados, lentes oscuros y zapatillas a lo Michael Jackson. Vuelven a tomar el sol y pasa la misma rubia y les dice: “ buenos días padres”. Uno de los sacerdotes la llama y le pregunta: “señorita, de hecho, nosotros somos sacerdotes y estamos muy orgullosos de ello. Pero…. ¿Cómo lo ha descubierto si estamos de incognitos…?”… a lo que ella les contesta: -Que, ¿no se acuerdan de mí?. Soy la hermana Mercedes, la del convento, y…¡¡TAMBIEN ANDO DE INCOGNITA!! Transfiguración vs envejecimiento:
Una señora entró a una cita médica. Estando en la sala de espera se percató que el doctor que la iba a atender era un compañero de colegio. Pensó para sus adentros: ¡Pero si este muchacho era el más guapo de colegio y cómo está de cambiado!!!... ¡Viejo, gordo y calvo… Y pensar que a mí me gustaba!. En ese momento la llamaron y entró. Y llena de curiosidad le preguntó al doctor: ¿usted estudió en tal colegio?... SI, contestó el doctor. Y, ¿porque la pregunta?; es que yo también estuve en ese colegio. ¿Ah sí?... Y…¿Qué materia dictaba usted? El susto de los discípulos. [Jesús, mira nuestro interior, nosotros las apariencias] Un ladrón, a la media noche, se mete en una casa a robar. Entra por una ventana, y cuando está dentro en la oscuridad oye una voz que dice: ¡Jesús te está mirando! Entonces, el ladrón se asusta y se detiene. Luego como ve que no ocurre nada, continúa. Y de nuevo la voz le dice: ¡Jesús te está mirando! El ladrón asustado prende la luz y ve que la voz venía de un loro que estaba en una jaula, y el ladrón le dice: ¡Ahhh que susto me diste! ¿Cómo te llamas lorito? Y el loro le responde: Me llamo Pedro. ¡Pedro es un nombre muy extraño para un loro! - Y el loro le contesta: Más extraño es el nombre “Jesús” para el Doberman que está detrás de usted.
Estar en lo alto, pero seguros: [En la cima del monte, Cristo da seguridad.] [Niños]
Unos monos estaban trepados en lo más alto de un árbol gritando y tirándole cocos y ramas a un tigre que pasaba. Y lo ofendían diciéndole: Esas rayas son falsas, se parece más bien a una cebra, solo eres un peluche; y así todo el tiempo se burlaban a más no poder. De pronto se partió una de las ramas y uno de los monos, - el que más se burlaba de él-, cayó al suelo; el tigre se queda mirándolo fijamente... Y el mono asustado le dice: ¡Me tuve que bajar! Esos micos son muy cansones y no respetan, ¡cierto señor tigre? |