Las piedras: [Quitar los obstáculos que impiden llegar a Jesús] Un rey mandó colocar una gran piedra en medio del camino. El rey observaba a sus súbditos para ver si alguno la quitaba. Los ricos comerciantes y los cortesanos, al verla, simplemente pasaban por un lado y seguían su camino. Algunos criticaban al rey por no tener limpios los caminos. Cierto día un campesino llegó con su carga al hombro, la dejó en el suelo y después de muchos intentos logró mover la piedra afuera del camino. Cuando volvió a coger su carga vio una bolsa donde había estado la piedra. La bolsa contenía muchas monedas de oro y una carta del rey que decía que las monedas de oro eran para el que quitara la piedra del camino. Moraleja: La vida es una larga carrera de obstáculos. Cada obstáculo es una oportunidad para mejorar. Muchos los evitan, otros se enfrentan a ellos y encuentran su recompensa. Hay cristianos que piensan que es Dios quien tiene que quitar los obstáculos de su camino, y hay otros que le piden a Dios el valor y la fuerza para enfrentarlos y vencerlos. ¡Siga Señor Jesús, estás en tu casa! [Si estás a mi lado, ¿a quién temeré?] Un joven invitó a Jesús y le pidió que se quedara unos días con él. Cuando llegó le ofreció su mejor habitación y le dijo que podía disponer de todo lo que había en ella. Llegada la noche el joven se acostó. A eso de la medianoche oyó unos fuertes golpes en la puerta de entrada. Bajó y se encontró con tres diablillos que querían entrar. Luchó contra ellos y logró cerrar la puerta. No puede ser; pensó: Jesús durmiendo en mi habitación y yo luchando solito con los diablillos. La noche siguiente más de lo mismo, pero esta vez tuvo que enfrentarse a una docena. A la mañana siguiente el joven dijo a Jesús: “Te he dado mi mejor habitación y no me has ayudado en mi lucha contra los demonios. ¿Cómo has podido dejarme solo? ¿Acaso no los has oído? Jesús le dijo: “Tú sabes que te quiero y que me preocupo por ti. Pero cuando me invitaste sólo me ofreciste una habitación. Soy el señor de una habitación, pero no soy el señor de la casa”. El joven le dijo: “Perdóname, Señor. De hoy en adelante toda la casa es tuya”. Aquella noche los demonios volvieron a la carga. El joven vio a Jesús que bajaba a la puerta y cuando la abrió, allí estaba Satanás. Al ver que era Jesús, le dijo: “lo siento, creo que me he equivocado de lugar”, y salió corriendo. La estatua: [¡Jesús, el alfarero divino que restauró el corazón de Zaqueo!]
Explican que hace mucho tiempo, en la India, vivía en la montaña un hombre que tenía una estatua, obra de un viejo maestro escultor. La había dejado abandonada en un rincón de su cabaña. Pero un día coincidió que pasó por aquel paraje un hombre que iba hacia la ciudad. Como que era un hombre de cultura, cuando vio la estatua preguntó a su amo si estaba dispuesto a venderla.
Pero el propietario, riendo, le dijo: – ¿Quieres comprar este trozo de piedra sucia y decolorada? Y el hombre de la ciudad le dijo: – Te doy por ella esta moneda de plata. Cerraron el trato, y los dos quedaron satisfechos. La estatua fue llevada a la ciudad a lomos de un elefante. Al cabo de unos cuántos meses, el hombre de la montaña bajó a la ciudad.
Mientras andaba por la calle, vio cómo mucha gente se quedaba parada delante de un edificio, a la puerta del cual un hombre gritaba: – ¡Pasen a ver la estatua más bella y maravillosa del mundo! – Sólo dos monedas de plata por admirar la obra de arte de un gran maestro. Y el hombre de la montaña, tocado por la curiosidad, pagó las dos monedas de plata y entró en el museo. ¡Cuál sería su sorpresa cuando contempló la estatua que él mismo había vendido por sólo una moneda!
Moraleja: Valemos más que una obra de arte) El vendedor de tomates: [Tenacidad interior en busca de algo mejor…] Un hombre que había perdido su trabajo y tras varios meses de búsqueda, ve un aviso de Microsoft solicitando barrenderos. El gerente de personal le pregunta sus datos, lo hace barrer, lo felicita y le informa: El puesto es suyo. Deme su correo electrónico y le enviaré el día y la hora que se tiene que presentar. El hombre, desconcertado, contesta que no cuenta con correo electrónico. Entonces, el gerente le dice que lo lamenta mucho pero que si no tiene correo electrónico virtualmente no existe y que como no existe, no le puede dar el trabajo. Desesperado, sin saber qué hacer y sólo con dos dólares en el bolsillo, decide ir hasta el mercado más cercano a comprar un cajón de tomates de 10 Kg. Va de casa en casa vendiendo a dólar la libra de tomates. En menos de 2 horas había duplicado el dinero. Repite la operación tres veces más, luego cena en un sitio por cinco dólares y vuelve con quince dólares a su casa. Se da cuenta que de esa forma puede sobrevivir y sale cada vez más temprano y vuelve más tarde, duplicando y triplicando el dinero en un solo día. Logra comprarse una camioneta que al año cambia por un camión y a los tres años ya tiene una pequeña flota. Al cabo de cinco años, el buen hombre es dueño de una de las principales distribuidoras alimenticias del país. Entonces, recibe a un agente de seguros de vida y cuando la charla termina, el vendedor le pide su correo electrónico para enviarle la póliza. El sujeto contesta que no tiene correo electrónico, es más, ni siquiera una computadora. “Si usted no ti ene correo electrónico y ha llegado a construir este imperio, no quiero imaginarme lo que sería si tuviera correo electrónico”. Y el hábil hombre le contesta: ¡Pues, sería barrendero de Microsoft! Picardías de campo [Ingeniosos por un bien mayor, como lo hizo Zaqueo] En una importante vía de la ciudad se cayó un puente. El tráfico fue desviado por un camino de vereda sin pavimentar. El verano era intenso y ni asomo de llover. El desvío justo pasaba por el campo de los Medina, que tenían la casa cerca de la carretera y cada vez que pasaban los carros llenaban la casa de tierra; ya no podían extender la ropa, le habían matado varias gallinas; los perros ya afónicos por tanta tierra, no podían ni ladrar. El señor Medina cansado fue a indagar cuanto tardarían en arreglar el puente. De 5 a 6 meses le dijeron. Como eso es mucho tiempo, habrá que hacer algo. Y se notó que hizo algo, porque a los dos días, cuando los carros tomaban la esquina del campo de los Medina, reducían la velocidad a 10 Km/h y se veía a los conductores mirar a lado y lado de la vía como esperando el tren, y al terminar el predio de los Medina, aceleraban otra vez. Los vecinos que estaban al tanto, comenzaron a murmurar y se preguntaban: ¿que habrá hecho el sr. Medina? ¿Habrá puesto tachuelas? - ¡No porque no cambian las llantas! - ¿O habrá hecho zanja en el camino? No porque no se les vería saltar. Y fueron a averiguar. Y claro, lo que había hecho el señor Medina, fue que simplemente colocó un letrero que decía: ¡Atención señores conductores, precaución: ¡en los próximos metros: campo nudista! Trepar el poste… Como Zaqueo trepado en el árbol. [Para niños] Iba entrando un doctor a un manicomio y en el patio observó una fila de loquitos cerca de un poste, el doctor observó al que iba subiendo, que una vez arriba del poste, dijo: "Muy cierto" y se bajó. Luego subió otro y dijo: "Así es, es verdad" y bajó. Al salir, el doctor volvió a ver una larga fila cerca del poste, y se preguntó que habría al final del poste. A la medianoche cuando los locos dormían, subió al poste para ver por qué todos los locos subían una y otra vez. Al llegar arriba se percató de una nota que decía: “Aquí se terminó el poste”. ¿Manzanas o peras? [Para niños] Le dice Juan a Manolo: Oye, Manolo; ¿Qué haces subido en ese árbol? – Me estoy comiendo unas peras. ¡Pero… ¿Te das cuenta que estás subido es en un árbol de manzano? – Mira, Manolo: ¡Yo me compré un kilo de peras y me las como donde yo quiera! Adivinanza para niños:
Si Zaqueo fue el más valiente al subirse al árbol, ¿Cuál es el árbol más valiente? R/ – La palmera…¿Por qué? - Porque duerme con el COCO… |