Adviento: El
día antes de Navidad. [Como
niños detrás de una puerta]
Hay
un cuadro titulado “El día antes de Navidad”, que describe cuatro niños felices
ante una puerta. Detrás de la puerta algo misterioso está
pasando. Uno, ansioso mira por el agujero de la cerradura. Otro escucha
atentamente para oír algo. Los otros dos pequeños sonríen maravillados porque
intuyen que algo grande está pasando o va a pasar.
Papá, es el padre. [Jesús
nos trae la Salvación. ¿Le abrimos el corazón para que entre?
En la parroquia, fui a visitar a un enfermo.
Llamé a la puerta, la abrió un joven y este le dice al papá: “papá, es el padre”- Y alguien, desde
dentro, contesta: “déjenlo entrar, que
siga”. Esa frase la escuchamos los sacerdotes de seguido. Quizá no me conocían,
ni sabían mi nombre porque estaba recién llegado, pero si sabían que era el
sacerdote, y que iba a consolar el corazón de un enfermo…Entonces me abrieron
la puerta de par en par.
“Os anuncio una gran alegría”. [La
grandeza de las alegrías pequeñas].
Un sacerdote visitó una vez un señor bien
acomodado. Tenía una casa bella con hermoso jardín. “Tu familia debe estar muy feliz con esta casa tan bella”, le dijo
el sacerdote. “Si”, dijo el hombre, pero con cara triste. Mire ese montón de
arbustos, dijo el señor: Yo pago bien, pero los cuidan mal. El mismo sacerdote,
tiempo después, fue a una vereda, a visitar a la familia de don José, quien le
pidió bendecir su casa.
Era una choza de adobe: Don, lleno de
alegría y con una sonrisa amplia, le dijo: “Padre,
hemos ahorrado todo el año para comprar este techo de lámina, le pedimos el
favor de bendecir nuestra casa”. El sacerdote los bendijo a ellos, les
bendijo su humilde casa y quedó sorprendido por la alegría de aquella humilde
familia. Preparar el
camino del Señor:
Un anciano iraquí, con finca en
Chicago desde hace más de 40 años, quiere plantar patatas en su terreno, pero
arar la tierra es un trabajo muy pesado para él. Su único hijo, Ahmed, está
estudiando en Francia. El hombre le manda un mail explicándole el
problema:
“Querido Ahmed: no voy a poder plantar
mi terreno con patatas este año. Estoy muy viejo para arar la tierra. Si tú
estuvieras aquí, sé que tú removerías toda la tierra por mí. Te quiere, tu
papá. “.
Al día siguiente recibe un mail
de su hijo: Querido papá: Por lo que más quieras, no toques ese terreno. Ahí es
donde tengo escondido aquello, lo que sabemos. Te quiere Ahmed. “A las 4 de la
mañana aparecen la policía, agentes del Fbi, de la Cia, los Rangers de exas,
los Pawer Ranger, Steven Seagal, Arnold Schwartezneger, el hombre araña,
supermán con su mirada de rayo láser, y el capitán América, que removieron cada
centímetro todo el terreno buscando materiales para construir bombas, ántrax,
droga, o lo que fuera.
Pero no encuentran nada y se
fueron. Ese mismo día, el hombre recibe otro mail de su hijo: Querido papá:
Seguramente la tierra ya estará perfectamente removida y lista para plantar las
patatas. Es lo mejor que pude hacer por ti, dadas las circunstancias. Te quiere
Ahmed.
Cálmate Manuel: [Ejercer la paciencia aguardando la venida del
Señor]
Va
por la calle un señor empujando un cochecito, y el bebé que lleva llorando a
pleno pulmón, zapateando y haciendo una pataleta tremenda. Todos los que
pasaban se quedaban mirando cómo lloraba. El señor seguía empujado el cochecito
y no paraba sino decirle: Manuel cálmate, cálmate Manuelito, ten paciencia
Manuelito; por favor cálmate Manuelito. Una
señora asombrada, se detuvo a verlo y le dice: Señor, estoy
maravillada: Mientras todo el mundo se detiene a ver porqué llora su niñito o
normalmente lo regaña; veo todo lo contrario; yo me detuve admirándolo a
usted, para agradecerle por esa ternura con la que se dirige a su hijito,
diciéndole: “Cálmate Manuelito”, y otras palabras bellas. Lo felicito. Y el
señor le contesta: “No señora, Manuel, soy yo”
Inventando excusas
Este policía detiene a un tipo
que maneja dando zigzag sospechando que está en estado de embriaguez. El
policía le ordena que sople para analizar su nivel de alcohol. El tipo se niega:
Oh no, oficial, no puedo soplar. Padezco de asma crónica, y podría morir de un
ataque de asma. Bueno, - dice el policía - pues vamos al cuartel para tomarte
una muestra de orina.
El tipo protesta otra vez: No, no tampoco
puedo hacer eso porque soy diabético y si orino me daría un bajón de azúcar y
podría morir. Pues iremos al cuartel a tomarte una muestra de sangre para ver
qué nivel de alcohol tienes en la sangre. Tampoco puedo hacer eso, soy
hemofílico y podría morir desangrado. En su último intento el policía le dice:
Está bien, bájate del carro y camina por esta línea blanca. Tampoco puedo hacer
eso, oficial. ¿Y cuál es la excusa ahora? Pues, ¿acaso no ve que estoy
borracho?