El ejemplo y
la autoridad comienzan por casa
Una mujer fue con su hijo a ver a Gandhi.
Gandhi le preguntó qué quería. La mujer le pidió que por favor le ayudara a que
su hijo dejara la manía de comer azúcar. Gandhi le contestó: tráigalo en quince
días. Dos semanas más tarde la mujer volvió con su hijo. Gandhi se volvió y le
dijo al niño: “deja de comer azúcar”. La
mujer muy sorprendida le preguntó: Esperé quince días, y ¿usted, solamente le
dice eso? ¿Acaso no podía habérselo dicho hace quince días? Gandhi contestó:
no, porque hace quince días yo también comía azúcar.
Ser y tener
autoridad «Todos
se quedaron asombrados de su autoridad».
En mayo de 1972, las agencias
internacionales comunicaban una triste noticia: Un perturbado mental había
golpeado la Pietá de Miguel Ángel, causándole serios destrozos. Hubo conmoción
mundial. Sin embargo, si Miguel Ángel Buonarrotti hubiera hecho lo mismo, nadie
le habría reprochado, porque él era su autor y tenía autoridad sobre ella. Así
mismo, Dios, es el único que tiene autoridad sobre las obras de sus manos.
La humildad
es la mejor autoridad.
Un representante del gobierno como
funcionario del Ministerio de Medio Ambiente y recursos Naturales, visita
oficialmente una finca en las montañas y habla con su dueño, un campesino ya
entrado en años y muy sabio. El funcionario le dice al dueño que desea
inspeccionar sus recursos de agua. El anciano le dice: Sí, pero le pido que por
favor no pase por el terreno cercado. El representante, demostrando su
autoridad, como digno miembro del gobierno, se tornó un tanto arrogante e
insolente con el humilde anciano, diciéndole:
¡Vea mi hermano! ¡Yo tengo la máxima autoridad del gobierno que cabalmente
represento, y este CARNET, óigame bien, ¡este CARNET, me califica para ir donde
yo quiera, meterme en cualquier terreno o finca que yo quiera, con permiso o
sin permiso dueño, sea de quien sea! ¿Me ha entendido o es que no me he sabido
explicar? - El anciano campesino simplemente se encogió de hombros y siguió con
sus quehaceres.
Pasado un rato, el campesino escucha unos
gritos y logra ver al empleado del gobierno corriendo por su vida, seguido muy
de cerca por un enorme toro bravo. El toro va ganándole terreno y el tipo,
visiblemente aterrado pide ayuda a todo pulmón. El campesino de inmediato deja
todo lo que estaba haciendo, corre hasta la cerca y le grita: ¡El Carnet...
muéstrele el Carnet…!
Doctor experto: [No jugar con el que tiene autoridad]
Va
Jaimito por la calle y ve el letrero de un local que dice: "Doctor
que cura todo tipo de enfermedad... Si no lo curamos le devolvemos el triple de
su dinero" - Jaimito piensa y dice: -Ah...
Yo voy por dinero extra. Pasa y a los minutos lo atiende el doctor: -A ver
joven... ¿Qué lo aqueja? -Doctor, tengo días en que no siento el gusto
en nada de lo que como y tomo, todo me sabe igual... -Ok. Son 20 mil pesos.
-Enfermera, por favor, dele una cucharada del frasco número 23 al paciente...
le dan la cucharada y Jaimito dice: - ¿Qué es esto? Esto sabe a
"diablos", - ¿Lo ve? ¡Ya está curado!
Ya
reconoce los sabores… Jaimito sale todo enojado y sin el dinero
extra; vuelve a la semana siguiente pensando que esta vez sí
habrá dinero extra… vuelve y le dice al doctor: -Doctor, he venido porque tengo
problemas de memoria, todo se me olvida. -Ok. Son 50 mil pesos… enfermera por
favor, dele al paciente una cucharada del frasco número 23. - ¿Qué? ¿El 23?
¿Usted me va a dar ese jarabe que sabe a diablos y, además me cobra 30 mil
pesos de más? - ¿Ve? -
¡Volví a curarlo, ya recuperó la memoria!
Autoridad de
Madre
Un niño le dice a su mamá: - ¡Mami yo quiero
salir! - ¡No niño, usted no va a salir!
El niño más desesperado dice: - ¡Ay mami, yo quiero salir, yo quiero
salir! – Dice la mamá: - ¡No, no vas a salir, y no olvides que soldado
advertido muere en la guerra…! Y el hijo le dice: -Mami ese dicho no sale…Y la
mamá contesta: - ¡Y tú tampoco!
Ansias de autoridad:
Un
jefe de una sección de una empresa, hombre suspicaz y quisquilloso, se quejaba
ante la junta directiva porque, según él, los empleados no le tenían el debido
respeto, ni acataban su autoridad. Una tarde al salir del trabajo se dirigió a
un almacén: «Todo a un euro» y se
compró un letrero con esta inscripción: – «Aquí mando YO» Muy satisfecho lo
colgó en la puerta de su despacho. Poco más tarde, pegada, en la misma puerta,
encontró una nota que decía: – «Llamó su esposa. Dice que le devuelva SU
cartel»