Salmo 22: El Buen Pastor Cuenta una historia que, en una sala, un reconocido lector deleitaba a los demás recitando trozos de libros famosos. Un sacerdote estaba allí y en un momento de descanso le preguntó si podía recitar el salmo del Buen Pastor. El declamador le respondió: Claro que puedo y lo voy a declamar, pero como condición, después lo recitará también usted. El sacerdote, extrañado por la propuesta, aceptó. La declamación del artista fue preciosa, entusiasta. Una lluvia de aplausos cerró su presentación. Luego fue el turno del sacerdote. Declamó el mismo salmo 23, de memoria. Al terminar, no hubo aplausos, sólo un silencio muy grande, un silencio espiritual. A algunos se le aguaron los ojos. Pasados unos instantes el declamador se levantó y dijo: "Ustedes acaban de presenciar algo maravilloso. Hubo una gran diferencia: “Yo declamé extraordinariamente el salmo sobre el pastor porque sé utilizar muy bien las palabras y las formas, por eso arranqué aplausos; pero sólo el sacerdote supo transmitir la esencia del salmo, porque su alma conoce al Pastor, y por eso no arrancó aplausos, sino lágrimas.”. Una oveja ante el tribunal: [Escuchar la voz de quienes nos aman] Cuentan que un humilde pastor fue arrestado por haberse robado una oveja. Él juraba que era inocente, que la oveja era suya y que hacía días que la echaba de menos. Cuando el caso fue llevado ante el juez, éste perplejo, no sabía cómo resolverlo. Finalmente decidió que trajeran la oveja a la sala y mandó al acusador que saliera de la sala y desde la puerta llamara a su oveja. La llamaba insistentemente, pero la oveja no respondió a su voz, sólo levantaba la cabeza asustada. El juez, luego mandó salir al acusado, y que desde la puerta llamara a la oveja. Cuando éste comenzó a llamarla, la oveja saltó y corrió hacia la puerta. Estaba claro que la oveja conocía la voz de su amo. El juez declaró el caso cerrado. El cucharón y la novia [Día de la madre. La mamá se la sabe todas]
Juan invita a su madre a cenar una noche en su apartamento de soltero. Durante la cena la madre no pudo dejar de reparar en lo hermosa que era Sofía, la compañera de apartamento de su hijo. Durante mucho tiempo ella había tenido sospechas de que su hijo tenía relaciones con Sofía y, al verla, la sospecha se acrecentó. En el transcurso de la velada, mientras veía el modo en que los dos se comportaban, se preguntó si tendrían algo. Juan, leyendo el pensamiento de su mamá, le dijo: "Mamá, se lo que estás pensando, pero te aseguro que Sofía y yo solo somos compañeros de apartamento".
Aproximadamente una semana después, Sofía le comentó a Juan que desde el día en que su madre vino a cenar, no encontraba el cucharon grande de plata para servir la sopa. Juan contesta que, dada la posición de su madre, dudaba que se lo hubiese llevado pero que le escribiría una carta. Así que se sentó y escribió: "Querida Mama: No estoy diciendo que tu cogieras el cucharon de plata de servir sopa, pero tampoco estoy diciendo que no lo cogieras; el hecho es que desapareció desde que tu viniste a cenar a casa".
Unos días más tarde, Juan recibe una carta de su madre que decía: “Querido hijo: No estoy diciéndote que te estés acostando con Sofía, o que no, pero el hecho es que, si Sofía se acostara en su propia cama, ya habría encontrado el cucharon de plata para servir la sopa. “Con todo cariño, Mama”.
Escuchar la voz del Buen Pastor: [Mis ovejas ¿escuchan mi voz?] [Para niños]
Iba un tenedor por la calle y, de pronto, vio una hermosa cuchara que iba caminando toda garbosa. El tenedor, emocionado, le gritó: ¡Ey…Cuchara…Cuchara…Cuchara!!! – Y como la cuchara siguió su camino, el tenedor se quedó extrañado, y dijo… ¡Ve, ¡qué raro, parece que NO ES-CUCHARA…!
El lorito predicador: [Predicar nunca es fácil]
Un lorito fue entrenado para dar un sermón en una iglesia, y le tocaba justo el día del buen Pastor. Ya en el púlpito se asustó al ver repleta la iglesia, y muy nervioso movía la cabeza de un lado para otro. El entrenador del lorito, al ver que no arrancaba se acercó y en tono fuerte le dijo: “O hablas o te quito las plumas y te hecho al corral de las gallinas”. El loro, inmediatamente comenzó a hablar diciendo: “Hermanos, oremos porque el enemigo anda suelto”. Llamar a la puerta: [El Buen Pastor abre la puerta a sus ovejas] [Para niños] Eran las 3.00 de la mañana; caía un terrible aguacero y un borrachito gritaba: -Alguien que me empuje. Una señora escucha y despierta al marido: - Amor, ve y ayuda a ese pobre señor que se le debió quedar atascado el carro y no hay quien le ayude. El marido, bastante enojado, abre la puerta de la casa, sale en pleno aguacero que no se veía nada y grita: - Señor, ¿En dónde está para empujarlo? Y el borrachito, contesta: ¡Aquí, en el columpio! Regalo para una mamá ingeniosa [En el día de la madre] En el día de la madre, la mamá llama a su hijo para invitarlo a almorzar: - Bueno Jaime, cuando llegues al edificio donde vivo, toca el timbre del intercomunicador con el codo derecho; abre con el pie, sostén la puerta con la pierna izquierda y entra al pasillo. Al fondo están los ascensores, ahí puedes presionar el botón con el codo derecho; y al llegar al apartamento, timbre con la nariz. – Está bien, mamá – contesta Jaime – pero, mamá: ¿Por qué tengo que hacer tantas piruetas? .– Pues, mijito, ¡No pensarás a venir el día de la madre con las manos vacías! ¿Mamás sumisas? [Día de la madre]
Y Dios dijo al hombre: "Encontrarás mujeres sumisas y obedientes en cada esquina de la tierra". - ¡Y Dios hizo la tierra redonda! |