La sospecha. [No juzguéis…]
Un hombre perdió
su hacha y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del
muchacho: camina como un ladrón. Observó la expresión del joven: como la de un
ladrón. Observó también su forma de hablar: igual a la de un ladrón.
En fin,
todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable del robo. Más tarde
encontró su hacha en el solar y después cuando volvió a ver al hijo de su
vecino, todos los gestos y acciones del muchacho ya no le parecían las de un
ladrón.
Cambiando el
mundo…. [Solo el amor de Dios nos
cambia desde dentro.]
Un día comencé queriendo cambiar al mundo y
comencé por intentarlo. Al cabo de un tiempo me di cuenta de que me era
imposible, por lo que pensé mejor en cambiar a mi nación.
Después de intentarlo me di cuenta de que no
pude, por lo que decidí cambiar a mi comunidad. Después de un tiempo de
intentarlo no pude, por lo que decidí cambiar a mi familia.
Pero al cabo de un tiempo me di cuenta de
que no pude y ahora en mi lecho de muerte he llegado a la conclusión de que
debí de haber cambiado yo primero, ya que de esa manera y con mi ejemplo mi
familia cambiaría, a su vez mi familia con su ejemplo cambiaría a mi comunidad,
la cual cambiaría a mi nación, la cual lograría cambiar por fin al mundo.
La Señora Fortunati: [El
veredicto final, solo lo tiene Dios]
Durante un juicio en un pequeño pueblo, el
abogado acusador llamó al estrado a su primera testigo, una mujer de avanzada
edad. El
abogado se acercó y le preguntó: - Sra. Fortunati: ¿Usted sabe quién soy yo?
Ella respondió: - Sí, señor.
Lo conozco desde que era un niño y francamente le digo que usted resultó ser
una gran decepción para sus padres.
Siempre miente, cree saberlo todo, es muy
prepotente, abusivo y manipula a las personas. Sí, lo conozco. -El Abogado se
quedó perplejo, sin saber exactamente qué hacer. Señalando hacia la sala, le
preguntó a la señora Fortunati: -¿Conoce al abogado de la defensa? Nuevamente ella respondió: -Claro que sí,
Yo también conozco al señor Pérez desde que era un niño. Él es un flojo, y le
gusta la bebida, es parrandero y jugador.
La mamá tampoco está orgullosa de él. Sí, lo
conozco muy bien. El
abogado de la defensa no hallaba dónde meterse. Entonces, el Juez llama rápidamente a los
dos abogados para que se acerquen al estrado, y les dice en voz baja:
-Si alguno de los dos, le
pregunta a esa señora si me conoce, los mando a la silla eléctrica.
La pregunta
clave: [Jesús, el único que se las sabe todas]
Cuatro amigos
universitarios se fueron de juerga un fin de semana antes de los exámenes
finales. Después de dos noches de juerga, durmieron todo el domingo y no
volvieron a casa hasta el lunes por la mañana. Como no habían podido estudiar
para el examen final, en lugar de entrar al examen, decidieron que al terminar
el examen hablarían con el profesor y le explicarían la razón por la cual no
habían acudido.
Le explicaron que
habían ido de viaje el fin de semana y planeaban regresar para estudiar, pero des afortunadamente
se les reventó una llanta del carro...No tenían herramientas y nadie les había
querido ayudar. Y por ello no llegaron a tiempo al examen final. El profesor
pensó durante un rato y acordó hacerles el examen final al día siguiente. Los cuatro
amigos estaban dichosos. Estudiaron toda la noche y se presentaron al examen a
la mañana siguiente. El profesor los ubicó en aulas separadas y les entregó a
cada uno su examen.
La primera
pregunta valía 4 puntos y era muy fácil. "¡Mogollo!", pensó cada uno
en su salón "¡Esto está requetefácil!!". Cada uno terminó la
primera pregunta y giraron el papel. En la segunda página sólo había una
pregunta que valía 6 puntos:
"¿Qué
rueda exactamente fue la que se reventó?
Dios, Rey compasivo
Cada año, con motivo del
aniversario de su coronación, el rey de un pequeño condado liberaba a un
prisionero. Cuando cumplió 25 años como monarca, él mismo quiso ir a la prisión
acompañado de su Primer Ministro y toda la corte para decidir cuál prisionero
iba a liberar.
-"Majestad", dijo el
primero, "yo soy inocente pues un enemigo me acusó falsamente y por eso
estoy en la cárcel". -"A mí", añadió otro, "me
confundieron con un asesino, pero yo jamás he matado a nadie". -"El
juez me condenó injustamente", dijo un tercero.
Y así, todos y cada uno
manifestaba al rey porque razones merecían precisamente la gracia de ser
liberados. Había un hombre en un rincón que no se acercaba y que
permanecía callado y algo distraído.
Entonces, el rey le preguntó:
"Tu, ¿Por qué estás aquí? -El hombre contestó: "Porque maté a un
hombre majestad, yo soy un asesino". -"¿Y por qué lo
mataste?", inquirió el monarca. -"Porque estaba muy violento en
esos momentos", contestó el recluso. -"¿Y por qué te violentaste?",
continuó el rey. -"Porque no tengo dominio sobre mi
enojo".
Pasó un momento de silencio
mientras el rey decidía a quien liberaría. Entonces tomó el cetro y dijo al
asesino que acaba de interrogar: "Tú sales de la
cárcel". -"Pero majestad", replicó el Primer Ministro,
"¿Acaso no parecen más justos cualquiera de los otros?" -"Precisamente por eso", respondió
el rey, "saco a este malvado de la cárcel para que no eche a perder a
todos los demás que parecen tan buenos".
Loquitos tirapiedras.
Tres
locos en una prueba para sacarlos del manicomio y le preguntan al primero, que
haría si estuviera fuera del manicomio y él contesta: -Traería piedras
para romper los vidrios de este edificio! – Le responden: no puede salir
todavía. - Llegan al segundo loco y a la pregunta lo mismo, por lo que tampoco
lo dejan salir. - Llegan al tercero y le dicen - ¿Y usted haría lo mismo que sus compañeros? -No, yo trabajaría, tendría un hogar y ahorraría mucho
dinero. – Sorprendidos, le preguntan: -
¿Y para que ahorrarías dinero? -Para
comprar piedras y romper los vidrios de este edificio!
El gruñón y las rosas
Había un viejo de muy mal genio, gruñón y
cascarrabias, que siempre se andaba peleando con todo el mundo. Un día alguien
vio que en su jardín tenía un rosal y, sorprendido, le dijo: -No
me lo imaginaba a usted capaz de cultivar tan bonitas rosas. Y el viejo
respondió en tono agrio: -Es que no las
cultivo por las flores, sino por las espinas.