Lecciones de Vida para Crecer en la Fe, 5° Domingo de Cuaresma, 7 Abril 2019, Ciclo C

publicado a la‎(s)‎ 8 abr 2019, 16:21 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía   [ actualizado el 8 abr 2019, 16:47 ]


La sospecha. [No juzguéis…]

 

   Un hombre perdió su hacha y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del muchacho: camina como un ladrón. Observó la expresión del joven: como la de un ladrón. Observó también su forma de hablar: igual a la de un ladrón. 


   En fin, todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable del robo. Más tarde encontró su hacha en el solar y después cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho ya no le parecían las de un ladrón.

 

Cambiando el mundo…. [Solo el amor de Dios nos cambia desde dentro.]

 

   Un día comencé queriendo cambiar al mundo y comencé por intentarlo. Al cabo de un tiempo me di cuenta de que me era imposible, por lo que pensé mejor en cambiar a mi nación.

 

   Después de intentarlo me di cuenta de que no pude, por lo que decidí cambiar a mi comunidad. Después de un tiempo de intentarlo no pude, por lo que decidí cambiar a mi familia.

 

   Pero al cabo de un tiempo me di cuenta de que no pude y ahora en mi lecho de muerte he llegado a la conclusión de que debí de haber cambiado yo primero, ya que de esa manera y con mi ejemplo mi familia cambiaría, a su vez mi familia con su ejemplo cambiaría a mi comunidad, la cual cambiaría a mi nación, la cual lograría cambiar por fin al mundo. 

La Señora Fortunati: [El veredicto final, solo lo tiene Dios] 

   Durante un juicio en un pequeño pueblo, el abogado acusador llamó al estrado a su primera testigo, una mujer de avanzada edad. El abogado se acercó y le preguntó: - Sra. Fortunati: ¿Usted sabe quién soy yo? Ella respondió: - Sí, señor. Lo conozco desde que era un niño y francamente le digo que usted resultó ser una gran decepción para sus padres.

 

   Siempre miente, cree saberlo todo, es muy prepotente, abusivo y manipula a las personas. Sí, lo conozco. -El Abogado se quedó perplejo, sin saber exactamente qué hacer. Señalando hacia la sala, le preguntó a la señora Fortunati: -¿Conoce al abogado de la defensa? Nuevamente ella respondió: -Claro que sí, Yo también conozco al señor Pérez desde que era un niño. Él es un flojo, y le gusta la bebida, es parrandero y jugador.

 

   La mamá tampoco está orgullosa de él. Sí, lo conozco muy bien. El abogado de la defensa no hallaba dónde meterse. Entonces, el Juez llama rápidamente a los dos abogados para que se acerquen al estrado, y les dice en voz baja: -Si alguno de los dos, le pregunta a esa señora si me conoce, los mando a la silla eléctrica. 


Moraleja: Cristo no quiere que seamos jueces para condenar, porque seríamos muy malos jueces”.


La pregunta clave: [Jesús, el único que se las sabe todas]

 

   Cuatro amigos universitarios se fueron de juerga un fin de semana antes de los exámenes finales. Después de dos noches de juerga, durmieron todo el domingo y no volvieron a casa hasta el lunes por la mañana. Como no habían podido estudiar para el examen final, en lugar de entrar al examen, decidieron que al terminar el examen hablarían con el profesor y le explicarían la razón por la cual no habían acudido.

 

   Le explicaron que habían ido de viaje el fin de semana y planeaban regresar para estudiar, pero des afortunadamente se les reventó una llanta del carro...No tenían herramientas y nadie les había querido ayudar. Y por ello no llegaron a tiempo al examen final. El profesor pensó durante un rato y acordó hacerles el examen final al día siguiente. Los cuatro amigos estaban dichosos. Estudiaron toda la noche y se presentaron al examen a la mañana siguiente. El profesor los ubicó en aulas separadas y les entregó a cada uno su examen.

 

   La primera pregunta valía 4 puntos y era muy fácil. "­¡Mogollo!", pensó cada uno en su salón "­­¡Esto está requetefácil!!". Cada uno terminó la primera pregunta y giraron el papel. En la segunda página sólo había una pregunta que valía 6 puntos: 


"¿Qué rueda exactamente fue la que se reventó?

 

Dios, Rey compasivo

 

   Cada año, con motivo del aniversario de su coronación, el rey de un pequeño condado liberaba a un prisionero. Cuando cumplió 25 años como monarca, él mismo quiso ir a la prisión acompañado de su Primer Ministro y toda la corte para decidir cuál prisionero iba a liberar. 

 

   -"Majestad", dijo el primero, "yo soy inocente pues un enemigo me acusó falsamente y por eso estoy en la cárcel". -"A mí", añadió otro, "me confundieron con un asesino, pero yo jamás he matado a nadie". -"El juez me condenó injustamente", dijo un tercero. 

 

   Y así, todos y cada uno manifestaba al rey porque razones merecían precisamente la gracia de ser liberados. Había un hombre en un rincón que no se acercaba y que permanecía callado y algo distraído.

 

   Entonces, el rey le preguntó: "Tu, ¿Por qué estás aquí? -El hombre contestó: "Porque maté a un hombre majestad, yo soy un asesino". -"¿Y por qué lo mataste?", inquirió el monarca. -"Porque estaba muy violento en esos momentos", contestó el recluso. -"¿Y por qué te violentaste?", continuó el rey. -"Porque no tengo dominio sobre mi enojo". 

 

   Pasó un momento de silencio mientras el rey decidía a quien liberaría. Entonces tomó el cetro y dijo al asesino que acaba de interrogar: "Tú sales de la cárcel". -"Pero majestad", replicó el Primer Ministro, "¿Acaso no parecen más justos cualquiera de los otros?" -"Precisamente por eso", respondió el rey, "saco a este malvado de la cárcel para que no eche a perder a todos los demás que parecen tan buenos". 

Loquitos tirapiedras.

   Tres locos en una prueba para sacarlos del manicomio y le preguntan al primero, que haría si estuviera fuera del manicomio y él contesta: -Traería piedras para romper los vidrios de este edificio! – Le responden: no puede salir todavía. - Llegan al segundo loco y a la pregunta lo mismo, por lo que tampoco lo dejan salir. - Llegan al tercero y le dicen - ¿Y usted haría lo mismo que sus compañeros? -No, yo trabajaría, tendría un hogar y ahorraría mucho dinero. – Sorprendidos, le preguntan: - ¿Y para que ahorrarías dinero? -Para comprar piedras y romper los vidrios de este edificio! 

El gruñón y las rosas

   Había un viejo de muy mal genio, gruñón y cascarrabias, que siempre se andaba peleando con todo el mundo. Un día alguien vio que en su jardín tenía un rosal y, sorprendido, le dijo: -No me lo imaginaba a usted capaz de cultivar tan bonitas rosas. Y el viejo respondió en tono agrio: -Es que no las cultivo por las flores, sino por las espinas.

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8 abr 2019, 16:21
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