La unión hace la fuerza Un labrador anciano tenía varios hijos jóvenes que se llevaban mal entre sí y peleaban constantemente. Un día los congregó a todos y mandó traer unas cuántas varas, las colocó todas juntas e hizo un atado con ellas, les preguntó cuál de ellos se atrevía a romperlo. Uno tras otro se esforzó para lograrlo, pero ninguno pudo conseguirlo. Entonces el padre desató el atado y tomando las varas una a una les mostró cuán fácilmente se partían, y enseguida les dijo: - De esta manera, hijos míos, si todos están unidos, nadie podrá vencerlos, pero si están divididos y enemistados, el primero que quiera hacerles daño, los vencerá. Todos somos MAX. [Siembra el bien, y verás sus frutos] Un hombre llamado MAX, iba de regreso a casa manejando su viejo automóvil, bajo un torrencial aguacero. De repente a un lado del camino vio una anciana parada al lado de su auto, un Mercedes último modelo, que estaba pinchado. Max, inmediatamente orilló su viejo carro para auxiliar a la señora que, por su edad, no podía cambiar la llanta. Cuando MAX terminó de cambiar la llanta la señora le preguntó: ¿Cuánto le debo? – Con una sonrisa en el rostro, MAX contestó: la próxima vez que usted vea a alguien que necesita ayuda bríndesela y piense en mí. La señora le sonrió y se lo agradeció. Luego, arrancó en su lujoso carro y siguió su camino. A los pocos kilómetros la anciana vio una pequeña cafetería y paró a tomar algo caliente. La mesera viendo que la anciana entró a la cafetería empapada por la lluvia, le brindó una toalla para secarse, después la invitó a sentarse y la atendió como una reina, siempre amable y sonriente, dando un excelente servicio. La anciana observó que la mesera estaba en su último mes de embarazo y se veía cansada; entonces se acordó de MAX. Al terminar su comida le dio a la mesera para pagar un billete de 100 dólares. Ella fue a la caja para conseguir el cambio, pero cuando regresó, la anciana ya se había ido, y para su sorpresa vio sobre la mesa otros 4 billetes de 100 dólares y una nota que decía: Alguien me brindó una ayuda, como yo te la doy ahora. Cuando veas que alguien necesita ayuda, bríndasela y piensa en mí. Esa noche, cuando la mesera regresó a su casa cansada del trabajo, ya en su cama pensó: ¿Cómo es que esa buena anciana sabía que mi marido y yo necesitábamos tanto esa ayuda? – Después, ella le dio un beso suave a su esposo y le susurró en voz baja: ¡Todo va estar bien, te amo MAX! Sarmientos unidos… Jesús, nuestra causa común Un hombre se perdió conduciendo por carreteras que no conocía a través del campo. Mientras intentaba orientarse en su mapa, accidentalmente cayó en una profunda cuneta. No resultó herido pero su auto quedó atrapado en el lodo. Por suerte, había una granja cercana, por lo que el hombre caminó hacia ella para pedir ayuda. – Demetria puede sacar el auto de esa cuneta —dijo el granjero, señalando hacia una vieja mula que estaba en el campo. El hombre miró la flacuchenta mula y miró también al granjero que seguía repitiendo: - Sí, la vieja Demetria puede sacarlo de ahí. El hombre pensó que no tenía nada que perder. Los dos hombres, con Demetria, se dirigieron a la cuneta donde estaba el auto. El granjero enganchó el arnés de la mula al coche. Con un chasquido de las riendas, el hombre empezó a gritar: - ¡Fuerza Pedro! ¡Fuerza Juan! ¡Fuerza Luis! ¡Vamos Demetria! Y la mula tiró y sacó el vehículo de la cuneta con sólo un pequeño esfuerzo. El hombre estaba sorprendido. Le dio las gracias al granjero y varias palmadas a la mula, pero no pudo evitar preguntar: - ¿Por qué gritó todos esos nombres antes de gritarle a Demetria? El granjero sonrió y respondió: - Demetria es bastante ciega, pero escucha muy bien, y mientras ella se siente parte de un grupo, tira con toda su fuerza! Servicio secreto A la salida de misa el sacerdote saludaba a los feligreses. En eso ve a uno que rara vez iba a misa. Lo tomó de la mano y llevándoselo aparte le dijo: - Tú necesitas unirte al ejército de Dios. Y le respondió: - Yo ya estoy en el ejército de Dios, padre. El sacerdote preguntó: - ¿Y entonces, porqué te veo en misa solo en la Navidad y Pascua de Resurrección? Y él le respondió: - “Es que estoy en el servicio secreto”. Mensaje divino: [Sin mí, no podéis hacer nada”] A un señor, que iba a misa, pero se la pasaba chateando en plena eucaristía, le llegó un mensaje de whatsaap, que decía: “Estamos en contacto…Pero eso no significa que estemos unidos. Atentamente: Jesús de Nazaret”. Las hormigas y el elefante. [Trabajo en común] Misa con niños Un elefante pasó por encima de un hormiguero y lo destruyó. Las hormigas, enojadas, lo atacaron hasta cubrirle todo su cuerpo. El elefante de una sola sacudida lanzo lejos a todas las hormigas, menos a una que logró quedarse fuertemente agarrada al cuello del elefante. Las hormigas, admiradas de la hazaña de su compañera, le gritaban desde abajo: “¡Ahórcalo! ¡Ahórcalo!” |