Las marcas
en sus manos: “Si no veo en sus
manos las heridas (...) no creo”
«¿Qué es lo único que hay en el cielo hecho por manos humanas?»
«Lo único que hay en el cielo hecho por
manos humanas son las heridas que llevó Nuestro Señor Jesucristo».
La cera y el barro:
Cuando la cera se acerca al fuego, se ablanda de inmediato. El barro,
por el contrario, se endurece. Ante las maravillas de Dios en nuestra vida, a
veces nuestro corazón es de cera, otras, de barro. ¿Qué postura adoptar? Quizá, como Tomás,
muchos de nosotros dudamos, pero también como Tomás, creemos en Jesús, a pesar
de no haberlo visto todavía. Y lo llamamos con todo el corazón: “ ¡ Señor mío y Dios mío ! ”.
Cicatrices
de Amor: [El
Señor, nunca nos suelta de sus divinas manos]
En un día caluroso de verano en el sur de la
Florida un niño decidió ir a nadar en la laguna detrás de su casa. Salió
corriendo por la puerta trasera, se tiró en el agua y nadaba feliz. No se daba
cuenta de que un cocodrilo se le acercaba. Su mamá desde la casa miraba por la
ventana, vio con horror lo que sucedía. Enseguida corrió hacia su hijo
gritándole lo más fuerte que podía. Oyéndole, el niño se alarmó y viró nadando
hacia su mamá. Pero fue demasiado tarde.
Desde el muelle la mamá agarró al niño por
sus brazos justo cuando el caimán le agarraba sus piernitas. La mujer jalaba
determinada, con toda la fuerza de su corazón. El cocodrilo más fuerte pero la
mamá era mucho más apasionada y su amor no lo abandonaba. Un señor que escuchó
los gritos se apresuró hacia el lugar con una pistola y mató al
cocodrilo. El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante,
aun pudo llegar a caminar.
Cuando salió del trauma un periodista le
preguntó si le quería enseñar las cicatrices de sus pies. El niño levantó la
colcha y se las mostró. Pero entonces, con gran orgullo se remangó las mangas y
señalando hacia las cicatrices en sus brazos le dijo: “Pero las que usted debe
ver son estas”. Eran las marcas de las uñas de su mamá que habían presionado
con fuerza. “Las tengo porque mi mamá no
me soltó y me salvó la vida”.
El triunfo de la misericordia
Un hombre muere y va al cielo. San Pedro lo
recibe en las puertas del cielo. San Pedro dice: “Así es como funciona. Usted
necesita 100 puntos para entrar al cielo. Usted me dice todas las cosas buenas
que ha hecho, y le daré un determinado número de puntos, dependiendo de lo
bueno que usted haya sido.
Al llegar a 100 puntos, entonces podrás
entrar “ -Muy bien – dice el hombre: “¿Yo
asistía a la iglesia todos los domingos” – “Eso es bueno, dice San Pedro,
tiene de dos puntos” – “¿Dos puntos?”. “Bueno,
además, le daba el 10% de todos mis ingresos a la iglesia”- Bueno, vamos a
ver, responde Pedro: eso le da otros 2 puntos. ¿Dos puntos? Eso es muy poco.
– Ahora ¿Qué
tal esto?: “Yo empecé un comedor en mi
ciudad y también trabajé en un refugio para mendigos sin hogar”
– “Fantástico, eso es digno de un punto”,
respondió Pedro.
– “Todo eso
por un solo punto? – le reprocha el hombre”
– Bueno: “Yo estuve casado durante 50 años con la
misma mujer y nunca la engañé”.
“ ! Eso es maravilloso”, dijo San Pedro-, “¡eso
tiene un valor de tres puntos! ¡TRES PUNTOS!” grito el hombre: “¡Así como va las cosas, la única manera de
llegar al cielo es por la misericordia de Dios!” “¡Adelante! ¡Bienvenido al
cielo! – Le respondió San Pedro – “Ahí
están tus cien puntos” …
El barquero y el erudito: [Jesús: único punto de encuentro
seguro].
Un erudito alquiló
una barca para cruzar un río caudaloso. Al recibirlo, el barquero se expresó
con frases gramaticalmente incorrectas. Después de corregirlo, el erudito
preguntó: - ¿Tú no has estudiado gramática? -No señor, soy un iletrado. -
¿Tampoco sabes geografía ni aritmética? – volvió a preguntar el erudito. -No,
señor, respondió avergonzado el aludido. -Supongo que tampoco sabrás de
historia, literatura o filosofía -interrogó de nuevo el hombre culto.
-No tengo ni idea de
nada de eso, soy sólo un barquero ignorante -habló humillado el pobre hombre. -
¡Pues, amigo -sentenció el erudito-, un hombre sin cultura es como si hubiera
perdido la mitad de su vida!. Instantes después, la barca, arrastrada por la
corriente, fue a dar con unas rocas que rompieron la barca. El barquero
preguntó a su pasajero: -Señor, ¿sabe usted nadar? -No –respondió el erudito.
-Entonces me temo que va a perder toda su vida, afirmó el barquero.
El
campesino, el perro y el burro… [No os espantéis]
Una vez un campesino, un burro y un perro
iban por el monte. Llevaban tres horas caminando, de pronto se detuvo el burro
y le dice al campesino: Por favor patrón, descansemos un poco. El campesino, al
escuchar hablar al burro, salió despavorido corriendo, y el perro también. Como
a la hora de estar corriendo, el campesino y el perro se detuvieron a descansar
y el perro le dice: ¡Uy que susto que nos dio ese burro! ¿No, patrón?
Jesús, estás
ahí? [No
tengáis miedo] [Misa con niños]
Un niño tenía miedo a la oscuridad. Una
noche su mamá le dijo que saliera al patio y le trajera la escoba. El niño se
volvió hacia ella y le dijo: “Mamá, no quiero ir por ahí.” Es de noche. “La
madre sonrió tranquilizando a su hijo. “no tienes que tener miedo de la
oscuridad”. “Jesús está ahí fuera. Él cuidará de ti y te protegerá”. El niño
mira a si mamá y le pregunta: “¿Estás segura de que está ahí afuera?” “Sí, estoy segura. Él está en todas partes, y
siempre está listo para ayudar cuando uno lo necesita”, dijo. El niño pensó por un minuto y luego se
dirigió a la puerta de atrás, la abrió un poco y mirando hacia la oscuridad,
dijo: “ ¡Jesús! – Si estás ahí afuera,
¿podría pasarme la escoba? “
Lorito asustado. [Misas
con niños]
Timbra el teléfono en el
comando de Policía. – Contestan: - Seguridad publica! – En el otro lado de la
línea dicen: - Sr. Policía, venga rápido a la calle Río Amazonas # 234. – El
Policía pregunta: - ¿Por qué? ¿Qué pasa? - es que se ha metido un gato. – Y por
eso me llama? – Sí Sr. Policía, es que soy el lorito y estoy solo.
Tenían miedo.
Un hombre está en su cabaña, cuando de
repente la puerta se rompe y un enorme hombre lobo entra gruñendo. El hombre
grita aterrorizado. En eso el hombre lobo le dice: - ¿Te doy Miedo? - El hombre
contesta: - No, ¡miedo ya tengo mucho!