Lecciones de Vida para Crecer en la Fe, Domingo Resurrección, 4 Abril de 2021, Ciclo B

publicado a la‎(s)‎ 6 abr 2021, 18:11 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía


Los huevos de pascua:

 

   Un niño que nació con problemas físicos estaba en clase. La maestra dice a todos los niños, se aproxima la pascua, lleven a su casa un huevo plástico y tráiganlo lleno de algo que represente la vida. Al día siguiente cada niño presentó el contenido del huevo. Uno lo trajo con una flor; otro traía una mariposa, otro lo trajo lleno de agua y así todos. La maestra pasó por alto al niño enfermo; y este le dijo: maestra y a mí no me va a preguntar.

 

   La maestra le dijo a ver que traes en el huevo. El niño dijo: está vacío. Pero yo dije que trajeran algo dentro, dijo la profesora. Todos los demás niños se reían. Entonces miró a todos y dijo: si, está vacío como la tumba de Jesús: la maestra no sabía que decir y después de un rato le preguntó: ¿y sabes por qué está vacía la tumba de Jesús? El niño respondió: a Jesús lo mataron y lo pusieron dentro, entonces Papito Dios lo llevó al cielo. El premio fue para ese huevo vacío. Al poco tiempo el niño enfermo murió. Cuando la maestra fue a dar el pésame encontró a un lado del féretro los 19 huevos de sus compañeros de clase completamente vacíos.

 

La vendedora de flores: [Conviene esperar tres días]

 

   Un domingo de pascua por la mañana, la vendedora de flores sonreía, su rostro arrugado resplandecía de gozo. Por impulso tomé una de sus flores. Se ve muy bien esta mañana - le dije - Claro, exclamó, sobran los motivos. Aquella mujer, vestía tan pobremente y se veía tan frágil que su actitud me intrigó. Sobrelleva sus problemas admirablemente, la elogié.

 

   Entonces ella me explicó: cuando crucificaron a Cristo el viernes Santo, fue el día más triste de la historia. Y tres días después, él resucitó. Por eso he aprendido a esperar tres días siempre que algo me aflige. Las cosas siempre se arreglan de una u otra manera en tres días. Seguía sonriendo al despedirse de mí. Y siempre que estoy en dificultades, sus palabras me vienen a mi mente: “Hay que esperar tres días”.

 

El barquero y el erudito: [Cristo resucitado: único punto de apoyo seguro].

 

   Un erudito alquiló una barca para cruzar un río caudaloso. Al recibirlo, el barquero se expresó con frases gramaticalmente incorrectas. Después de corregirlo, el erudito preguntó: -¿Tú no has estudiado gramática? -No señor, soy un iletrado. -¿Tampoco sabes geografía ni aritmética? – volvió a preguntar el erudito. -No, señor, respondió avergonzado el aludido. -Supongo que tampoco sabrás de historia, literatura o filosofía -interrogó de nuevo el hombre culto. -No tengo ni idea de nada de eso, soy sólo un barquero ignorante -habló humillado el pobre hombre. -¡Pues, amigo -sentenció el erudito-, un hombre sin cultura es como si hubiera perdido la mitad de su vida!.

 

   Instantes después, la barca, arrastrada por la corriente, fue a dar con unas rocas que rompieron la barca. El barquero preguntó a su pasajero: -Señor, ¿sabe usted nadar? -No –respondió el erudito. -Entonces me temo que va a perder toda su vida, afirmó el barquero. 

El taxista: [Cristo resucitado nos regala calma y paz] 

   Un pasajero le toca el hombro al taxista para hacerle una pregunta. El taxista grita, pierde el control del coche, casi choca con un camión, se sube a la acera y se mete en un escaparate haciendo pedazos los vidrios. Por un momento no se oye nada en el taxi, hasta que el taxista dice: - ¡Mire amigo, jamás haga eso otra vez! ¡Casi me mata del susto!’ El pasajero le pide disculpas y le dice: - ‘No pensé que se fuera a asustar tanto si le tocaba el hombro’ El taxista le dice: - -‘Lo que pasa es que es mi primer día de trabajo como taxista’ - ¿Y qué hacía antes? – Fui chofer de carroza fúnebre durante 25 años’ 

El lorito de la vecina: [No lloréis…ha resucitado] 

   Cierta vez, un señor llegó borracho a su casa a las 4 de la mañana, y como no tenía llave se dirigió al patio de su casa. De repente ve que el perro de su casa tiene un lorito muerto en la boca, y el tipo dice: ¡Dios mío!, si es el lorito de la señora del lado. Al señor le dio pena y puso al lorito en la jaula de la vecina y se acuesta a dormir. Al otro día se despierta y ve que su esposa está llorando y le pregunta: ¿Amor, por qué estas llorando? Y le dice su esposa: Es que se murió la vecina del lado. Y dice el esposo: Cómo va a ser, si ayer la vi bien y en perfectas condiciones. Y le dice la esposa: Es que le dio un infarto esta mañana. Porque ayer había enterrado al lorito que se le murió y se le apareció en la jaula esta mañana. 

El incrédulo: [Ante la resurrección, ¿cómo no creer?] 

   Leonardo Castellani, en uno de sus memorables artículos, recoge este apunte tomado del diálogo de un creyente y un incrédulo: el agnóstico que se las daba de incrédulo exclama orgulloso: «¡Yo no creo sino en lo que entiendo!». A lo que el creyente le responde: «¡Ah! con razón dice la gente que usted no cree en nada». 

Dos loquitos: [Ha resucitado…no está aquí] [Para misa con niños] 

   Un loco toca a la puerta de una casa; entonces abre la puerta un segundo loco y pregunta: ¿A quién busca? - El primero contesta: Te busco a ti. El segundo responde: déjame ver si estoy [se retira y cuando vuelve, dice]: Oye, no estoy. El primero exclama: Qué lástima porque venía a pagarte un dinero que te debía. El segundo dice: permítame voy a ver si ya vine [se retira y al volver le dice]: Oye amigo, ya vine. El primero exclama: ¡Lástima porque ya me fui!


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6 abr 2021, 18:11
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