2° Domingo de Adviento, 8 de Diciembre de 2019, Ciclo A

publicado a la‎(s)‎ 5 dic 2019, 17:14 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía   [ actualizado el 6 dic 2019, 14:13 ]
Solemnidad de la Inmaculada Concepción 
 
Chía, 8 de Dicie
mbre de 2019

   Saludo y bendición a todos ustedes, queridos discípulos - misioneros de Santa Ana.   

"Ave María Purísima, Sin Pecado Concebida, María Santísima"

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Saludo y bendición a todos ustedes, queridos discípulos - misioneros de Santa Ana.   En este tiempo del Adviento, la Virgen María en su Inmaculada Concepción, nos sale al encuentro. Por estar ubicada al principio del Adviento, contribuye a magnificar, con el talante especial de nuestra Señora, el tiempo de la esperanza, propio del adviento. “María, la puerta del aviento” y puerta del cielo siempre abierta; supo esperar con júbilo el nacimiento de su Hijo. Es el prototipo de quienes esperamos la llegada del Salvador que nacerá en sus entrañas. 

   El dogma de la Inmaculada concepción define, “Que la Virgen María fue preservada de toda mancha de pecado original, para que en la plenitud de la gracia fuese digna Madre del Hijo de Dios… Porque purísima había de ser, la Virgen que nos diera el Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Purísima la que, entre todos los hombres, es abogada de gracia, y ejemplo de santidad”. En la aparición, cuando Bernardita pide que le revelara su nombre, la virgen le contestó: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. 

   Ante María Inmaculada vestida de sol ardiente, la luna por pedestal y, como corona nupcial doce estrellas, tiembla el mal y se esconde la serpiente. Es la sierva y la señora, la virgen inmaculada, la aurora y el sol naciente. Viene de gracia colmada, pues su Hijo, en buena hora, quiso hacerla inmaculada. Por esta razón, Dios la preparó desde su limpia concepción para que pudiese ser el recinto sagrado para concebir en su vientre a Jesús, con la fuerza del Espíritu Santo. Esa es la mejor descripción de María, toda pura e inmaculada. Una vez que reconoció que el mensaje del ángel complementaba el plan de Dios para traer al Mesías, humildemente dio un sí definitivo. 

   «El hombre mira las apariencias; el Señor mira el corazón» Y el corazón de María está totalmente orientado hacia el corazón de Dios y al cumplimiento de la voluntad divina. Ella es el modelo de la espera y de la esperanza cristiana. Dios la ha preparado desde su limpia concepción para que pudiese ser un recinto sagrado para concebir en su vientre a Jesús, a través del poder del Espíritu Santo. Esa es la mejor descripción de María - ella es toda pura, inocente, e ¡inmaculada!

 

   San Ireneo presenta a María como la nueva Eva que, con su fe y su obediencia, contrapesa la incredulidad y la desobediencia de Eva. Ese papel en la economía de la salvación exige la ausencia de pecado. Era conveniente que, al igual que Cristo, nuevo Adán, también María, nueva Eva, no conociera el pecado y fuera así más apta para cooperar en la redención. El pecado, que como torrente arrastra a la humanidad, se detiene ante el Redentor y su fiel colaboradora. Con una diferencia sustancial: Cristo es totalmente santo en virtud de la gracia que en su humanidad brota de la persona divina, y María es totalmente santa en virtud de la gracia recibida por los méritos de su Hijo Salvador. 


   María es la persona que se ha puesto ante la mirada de Dios, en modo humilde y creyente, convirtiéndose así en el camino de su vida. La inmaculada concepción es una eterna propuesta: ¡Déjate mirar por Dios! Virtud de la gracia recibida por los méritos del Salvador. ¡Fíate de Él! ¡Déjate mirar por Él, porque Él está ahí! Él te mira, y cuando estás bajo su mirada, Él te toca, de modo que enseguida lo conocerás y lo seguirás. Justo así y sólo así, haciéndote pequeño y humilde como María, se recibe al verdaderamente Grande. 

   María inmaculada, que nos trajo al Señor, nos ayudará a llevarnos a Él. 

   El mejor camino de Dios para llegar a la humanidad, fue María, y ella será el mejor camino para que la humanidad llegue a Dios. 

  La “pequeñez y la grandeza” de María son las dos alas con las que ella voló por la historia de su tiempo y ha de seguir volando por nuestra historia. Volar con una sola ala es imposible. Tenemos que mantener pequeñez y grandeza, porque así fue su realidad histórica, y así continúa haciendo presente el misterio de Dios entre nosotros. Aprendamos de ella, no solo a cantar su grandeza, sino a ser más fieles a su Hijo. Cuando confiamos nuestra vida en las manos de Dios, a ejemplo de ella, encontramos la verdadera libertad para hacer el bien como instrumentos dóciles para colaborar en el proyecto de salvación.

 

   Dirijamos nuestra vida hacia la pureza íntegra. Sin duda que la Virgen María fue la mujer más dispuesta a la voluntad del Señor: “Hágase en mí, según tu palabra”. Entreguémonos por completo como ella a la voluntad de Dios; afinemos los oídos y las fibras del alma para saber escuchar lo que quiere Dios de nosotros, y estar dispuestos a hacer su voluntad. 

“Oh María, sin pecado concebida…Rogad por nosotros que recurrimos a vos”.

…Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea… 

   A quienes nos siguen a través de internet, en la página: www.santaanacentrochia.org les envío mi bendición, y los invito a caminar juntos, como discípulos-misioneros, extendiendo la Buena Nueva del Señor, donde quiera que se encuentren. 

   Que Dios los bendiga y que María Inmaculada, Virgen del adviento, los proteja siempre. Amén.

Padre Luis Guillermo Robayo M.   
Rector Capilla Santa Ana de Centro Chía