2° Domingo del Tiempo Ordinario, 19 de Enero de 2020, Ciclo A

publicado a la‎(s)‎ 16 ene 2020, 7:42 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía   [ actualizado el 16 ene 2020, 8:42 ]
Chía, 19 de Enero de 2020

   Saludo cordial a todos ustedes, discípulos misioneros de esta amada comunidad de Santa Ana.   

Creer a los Que Han Visto Primero"

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   El Evangelio hoy, bien pudiera llevar como título “creer a los que ven primero”, porque Juan fue el primero que supo ver con ojos de fe. Siempre habrá alguien que llegue antes, o que vea antes, y así fue Juan el Bautista. No había visto nunca a Jesús, pero fue capaz de reconocerle y proclamar: 

“He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Juan vio lo que los demás no vieron: ve al Cordero de Dios, a Jesús, el Salvador. 

   La mirada de Juan sobre Jesús, es especial. 


   Al descubrirlo, inmediatamente tiene una inspiración particular: descubre la misión de Jesús y tiene la virtud de anunciar al mundo lo que él ve y reconoce. Reconoce la superioridad de Jesús, confiesa que lo ha visto y por eso da testimonio y es el primero anunciar a Jesús, “Que es el Hijo de Dios y que quita el pecado del mundo”.  No dice que Jesús viene a perdonar los pecados, ni a limpiarnos de los ellos. 


   Juan intuye algo mucho más profundo: Jesús viene a “quitar” el pecado del mundo; es decir, a “suprimir” el pecado en sí mismo. Se pueden perdonar los pecados, pero el pecado sigue rondándonos. Se puede limpiarnos de los pecados, pero ahí sigue para ensuciarnos de nuevo. Juan anuncia que Jesús tiene una misión mucho más radical: viene a “quitar” o suprimir el pecado en sí mismo, porque quiere un mundo sin pecado. Un mundo en el que Dios y el hombre vuelvan a pasear juntos en el jardín de la vida.
 
   Juan presenta a Jesús de Nazaret, definiendo a su vez, su misión esencial: “Él es el cordero de Dios que quita los pecados del mundo”. Su objetivo no es otro que quitar los pecados del mundo, llenarnos de paz de Dios, acercarnos a la gracia de Dios y hacernos sus hijos. Jesús no tiene más pretensiones que ofrecer todo su ser a favor del Reino de Dios.  Es Aquel que es capaz de dar la vida en un mundo que ofrece muerte. Es aquel que camina por delante, cuando nosotros preferimos ir de reversa. Es aquel que vino a servir, sin esperar remuneración alguna.

 

   La aclamación, “Este es el Cordero de Dios”, no es una mera fórmula. Es una verdadera profesión de fe que nos recuerda, que quienes quieren unirse a Jesús en la comunión, deben saber hacer suyos los sentimientos y actitudes de Jesús en su vida. Pareciera que Juan clamara: “He ahí el Cordero de Dios que viene a quitar de nuestras vidas todo aquello que es indigno de los hijos de Dios, y que nos impide ser verdaderamente felices”. 


   He ahí el Cordero de Dios que viene a quitar la oscuridad para iluminarnos con su nueva luz; quita la mentira para regalarnos la verdad; el engaño para que vivamos en la sinceridad; el egoísmo para que vivamos en el amor; el orgullo para que vivamos lo que realmente somos; la división para que vivamos la comunión de hermanos y la muerte para que impere la vida.

 

   Necesitamos «llenarnos» de Dios, para descubrir, - como lo hizo Juan Bautista -, que el pecado nos sumerge en un completo cuando destruye la gracia de Dios en nosotros. Solo una vida llena de Dios, de su gracia, puede testimoniar ante el mundo quién es Jesús. También a nosotros nos toca descubrir a cada paso el camino por el que Dios quiere llevarnos, reconociéndolo, siguiéndolo con fidelidad y anunciando la salvación que viene de Dios.

 

   Aprendamos de Juan el Bautista. Él nos enseña que cuando no veamos nada hay que preguntar a los que ven. 


   Así como él, gracias a la fe, fue el único que logró de ver a Jesús como el Cordero de Dios, ojalá nosotros con el auxilio de la gracia de Dios y con una mirada dócil, nos esforcemos por ver aquellas cosas que por más que la razón no entiende, o quiera negarlas, la fe nos las asegura y nos hace capaces de verlas y vivirlas.

 

   A quienes nos siguen a través de internet, en la página: www.santaanacentrochia.org les envío mi bendición, y los invito a caminar juntos y a seguir extendiendo, como discípulos-misioneros, la Buena Nueva del Señor, donde quiera que se encuentren.

 

Feliz semana para todos. Que Dios los bendiga y la Virgen los proteja.


Padre Luis Guillermo Robayo M.   

Rector Capilla Santa Ana de Centro Chía