Sábado Santo
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“Hoy descubrimos que nuestro camino no es en vano, que no termina delante de una piedra funeraria. Una frase sacude a las mujeres y cambia la historia: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?» (Lc 24,5); ¿por qué pensáis que todo es inútil, que nadie puede remover vuestras piedras? ¿Por qué os entregáis a la resignación o al fracaso? La Pascua, hermanos y hermanas, es la fiesta de la remoción de las piedras. Dios quita las piedras más duras, contra las que se estrellan las esperanzas y las expectativas: la muerte, el pecado, el miedo, la mundanidad. La historia humana no termina ante una piedra sepulcral, porque hoy descubre la «piedra viva» (cf. 1 P 2,4): Jesús resucitado.
Nosotros, como Iglesia, estamos fundados en Él, e incluso cuando nos desanimamos, cuando sentimos la tentación de juzgarlo todo en base a nuestros fracasos, Él viene para hacerlo todo nuevo, para remover nuestras decepciones.Esta noche cada uno de nosotros está llamado a descubrir en el que está Vivo a aquél que remueve las piedras más pesadas del corazón. Preguntémonos, antes de nada: ¿cuál es la piedra que tengo que remover en mí, cómo se llama esta piedra?” (Papa Francisco)
El Sábado Santo es un sábado sin Jesús. Cuando alguien ha muerto, pero aún está en casa, uno siente su presencia. Cuando ya se le entierra, recién se siente que ha muerto de verdad. Pero el Sábado Santo no es un día vacío, porque ahí está María, su santísima madre.
La presencia de María y de las mujeres en esta noche santa, nos descubre la importancia que ellas tienen en los Evangelios, y su presencia particular en la Pasión y Muerte de Jesús. María la madre del Señor está en todo momento con su hijo, sobre todo presente en el camino del Calvario, y presente a la hora de su muerte.
María nos había entregado a su Hijo a los treinta años en la plenitud de su vida; ahora, nosotros se lo habíamos hecho despojo y ruina, y ella vuelve a recogerlo en su regazo, destruido, hecho añicos, hecho fracaso y muerte. Pero qué importa. Las madres son así, su corazón es capaz de amar al hijo cuando triunfa como cuando regresa hecho trizas su vida. Vivo o muerto, allí está ella sostenida por la esperanza, porque las madres pierden todo, menos la esperanza en sus hijos. Por eso, este día lo podemos llamar como el día de las madres, porque siempre están unidas al Señor y nunca se apartan de él.Que el Espíritu divino nos guíe por las sendas del Señor Jesús, hacia la Pascua eterna.