Saludo 16° Domingo del tiempo Ordinario, 18 de Julio 2021, Ciclo B

publicado a la‎(s)‎ 17 jul 2021, 16:33 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía   [ actualizado el 17 jul 2021, 17:14 ]
Chía, 18 de Julio de 2021
 
Saludo y bendición, a todos ustedes, queridos fieles.

Señor, Sé Tú Nuestro Descanso

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   El Evangelio de hoy nos presenta, en un primer momento a Jesús que sabe mirar siempre con los ojos del corazón, siempre compasivo y acogedor de las necesidades de quienes permanecen, incluso, más escondidos, que andan como ovejas sin pastor. Y, en segundo lugar, nos presenta a Jesús invitando a sus discípulos a un lugar solitario a descansar con él, porque era tanto lo que trabajaban que no tenían tiempo ni para comer, -.

   La mirada de Dios, a través de la mirada de Jesús nos descubre la necesidad más profunda de tantos que "andan como ovejas sin pastor". Si la enseñanza de los maestros y letrados de la ley no les alimentó el alma, Jesús, movido por su compasión, "se pone a enseñarles con calma” la buena noticia del reino. 

   ¡Qué gesto tan hermoso y tan humano de parte de Jesús hacia sus apóstoles! Los doce debían tener tanto trabajo para que el Señor, como buen amigo y compañero, les asegurara un merecido descanso tanto física como espiritualmente. Sin embargo, hay algo más urgente que el merecido descanso. 

   El anuncio de “la buena nueva” a tantos que no tiene pastor, será el mejor alimento y descanso del alma. El corazón de Jesús revela el amor y la bondad del Pastor, la ternura del Padre y la delicadeza del amigo que hace suyo propio el agobio y el cansancio de sus discípulos. “El Señor es el descanso en nuestro esfuerzo…La tregua en el duro trabajo, y la brisa en las horas de fuego” (Veni Creator) 

   Así como “trabajar” expresa la vitalidad de nuestra condición humana, “descansar” expresa el amor y cuidado con nosotros mismos. El mismo Jesús pasó por esta experiencia: “Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco”. Sólo se puede escuchar con calma a los demás cuando hay calma dentro de uno mismo. Cuando el corazón está dominado por las prisas, no es fácil escuchar con calma ni a Dios ni a los demás. 

   Quien no sabe estar con Dios y consigo mismo, difícilmente sabrá estar con los demás. Quien no tiene tiempo para sí mismo, el tiempo que dedica a los otros será vacío. Quien no tiene tiempo para escucharse a sí mismo, solo escuchará el mundanal ruido. Aprendamos a estar con Dios, y aprenderemos a estar con los demás. Si dejamos lo superfluo, tendremos la capacidad de escuchar lo esencial, de escucharnos y sentirnos a nosotros mismos, y con silencio interior, entraremos en comunión con los otros y con Dios. 

   Y el Señor va más allá: Las necesidades de los demás terminan siendo más importantes que el derecho a descansar, y que las propias comodidades. Todo, porque las necesidades de los otros “han de encender nuestras entrañas y conmover nuestro corazón”. La propuesta del Señor es clara: saber cambiar nuestros planes cuando los demás nos necesitan. Saber renunciar a nuestros proyectos cuando los otros nos requieren; saber renunciar a nuestros intereses cuando urgen los intereses de los otros, y saber regalar nuestro tiempo cuando otros lo necesitan.

   Si el tiempo que damos a Dios es poco, el tiempo para los demás será escaso. Los esposos no tienen tiempo para estar juntos. Los padres no tienen tiempo para estar tranquilos y sin prisas con los hijos. Los hijos no tienen tiempo para visitar y abrazar a sus padres y abuelos con tranquilidad. Y con tantos aparatos en los oídos, no tenemos tiempo ni para escucharnos a nosotros mismos. Es como si nos dijéramos: “todo es más importante que Dios y las personas”. ¿Acaso hay algún tiempo mejor y más útil que el tiempo que le dedicamos a Dios, o el que nos dedicamos a nosotros mismos, o el que le dedicamos a los demás? 

   Descansar no significa pasar el tiempo sin hacer nada, o haciendo cosas sin ningún provecho. Tampoco se trata de tomar vacaciones de Dios. El descanso permite ocuparse de otras actividades útiles que, dedicándolas a Dios y a los demás, dan alimento al alma cansada. Estar con el Señor haciéndolo todo en su santo nombre, y trabajando en las obras del Señor, ese será el mejor descanso. Al terminar las tareas de cada día, y después de habernos empeñado en realizarlo todo como Dios nos manda, Dios nos permite el descanso para dejarlo todo en sus manos, para recuperar la paz y a alimentar nuestra relación con él. 

   Hoy, como la muchedumbre que siguió al Señor, también queremos descansar de tanta fatiga. Ante el Santísimo, en oración y en la Eucaristía, el Señor nos espera para descansar con Él, para escucharlo y ser renovados con su paz, su fuerza, su presencia y su sabiduría. ¿No sería bueno que cada uno nos preguntásemos: ¿cuánto tiempo dedicamos a las personas que nos rodean? ¿Y qué clase de tiempo les dedicamos? ¿El tiempo de nuestras prisas, o un tiempo con calma? 

Comencemos cada día, regalándonos un tiempo para Dios. 

   A quienes nos siguen a través de internet, en la página:  www.santaanacentrochia.org o a través del Facebook de la Capilla Santa Ana, les envío mi bendición, y los invito a seguir extendiendo, como discípulos-misioneros, la Buena nueva del Señor, donde quiera que se encuentren. 

Feliz semana para todos. Que Dios los bendiga y la Virgen los proteja. Amén.


Padre Luis Guillermo Robayo M.   
Rector Capilla Santa Ana de Centro Chía