Chía, 27 de Enero de 2019 Saludo cordial y bendición a todos los fieles de esta comunidad de Santa Ana. “Anunciaremos tu Reino, Señor” Jesús retoma al
profeta Isaías que anuncia la venida del Mesías, el ungido de Dios que
restablecería el orden roto por el pecado. Esa promesa de Dios que comenzó con Abraham
llega ahora a su pleno cumplimiento en Jesús: “Hoy se han cumplido estas escrituras”, afirmó Jesús. El Espíritu está sobre Él y su misión ha comenzado: instaurar el Reino de Dios, del cual nosotros hemos sido constituidos también en heraldos y mensajeros. El Reino de Dios se convierte en el tema central de la predicación de Jesús, hasta llegar a ser el motivo de su muerte en cruz.
Jesús no vino a anunciar desgracias, sino “buenas noticias”. Él mismo es la Buena noticia por excelencia y en él, somos llamados a ser buena noticia para el mundo. Desde nuestro bautismo, nuestra vida queda bajo la fuerza del Espíritu de Dios, marcada por la impronta de Dios. Él vino a abrir las puertas del cielo a todos y a "proclamar el año de la gracia del Señor" y el perdón para todos. El Evangelio afirma que Jesús “era llevado con la fuerza del Espíritu”; él no actuaba por cuenta propia, sino movido por los planes de Dios. La pregunta es: ¿Cuál es el espíritu que nos mueve a nosotros hoy? No olvidemos que también, desde el Bautismo, llevamos dentro al Espíritu Santo, como el nuevo dinamismo que ha de mover nuestras vidas. ¿Nacemos del Espíritu y solemos invocarlo como “Señor y dador de vida”, ¿pero acudimos y somos obedientes a él?, o tal vez obramos, más bien, ¿cómo “hombres según la carne” quedando bajo el dominio del pecado? Si no somos “movidos por el Espíritu”, de seguro que seremos “movidos por la carne”. La gran pregunta que tendremos que hacernos cada uno debe ser: ¿Hacia dónde sopla hoy el Espíritu? ¿Hacia dónde nos lleva hoy el Espíritu’ ¿Hacia dónde nos quiere llevar hoy el Espíritu? ¿Si Jesús fue enviado a anunciar a los pobres la buena nueva, no será que pensamos que los pobres son distintos y ajenos a nosotros? Como la afirma el Señor: “Hoy se ha cumplido esta Escritura” ¿Reconocemos la Sagrada Escritura como la norma de nuestra vida y la guía para seguir los pasos de Jesús, el enviado del Padre? ¿Acojo la Buena Noticia que hoy, aquí y ahora me ofrece Jesús? ¿Agradezco al Padre el don de poder participar en la misión de su Hijo? ¿Soy cercano y me uno a la oración por tantas personas que están pasando por situaciones de dolor o de oscuridad? ¿Ofrezco mi vida como María, para anidar al Señor en el corazón? Como discípulos del Señor hemos de transmitir la Buena Nueva; prolonguemos sus entrañas de misericordia a los que sufren más, dejémonos llenar del Espíritu de Dios, y con su fuerza, donde quiera que estemos, anunciemos el reino de Dios.
A quienes nos siguen a través de internet, en la página: www.santaanacentrochia.org les envío mi bendición, y los invito a seguir extendiendo, como discípulos-misioneros, la buena nueva del Señor, donde quiera que se encuentren. Feliz semana para todos; que Dios los bendiga y la Virgen los proteja. |