Saludo 4° Domingo Pascua, 3 Mayo 2020, Ciclo A

publicado a la‎(s)‎ 2 may 2020, 6:24 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía   [ actualizado el 3 may 2020, 7:19 ]
Chía, 3 de Mayo de 2020

   Saludo y bendición a todos ustedes, discípulos misioneros de esta comunidad de Santa Ana.
 Lecturas de la Celebración

"El Señor es mi Pastor, nada me falta"
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Saludo Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.
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Homilía Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.


   Hoy, en el día del buen pastor, la Palabra de Dios nos invita a escuchar la voz del Señor, a seguirle y a conocerle. En la relación del Señor, el Buen Pastor, con el rebaño - que somos nosotros- se diseñan las características del auténtico pastor: Dar la vida por las ovejas. Conocer a sus ovejas.                                                                                           Las ovejas le conocen. El Padre conoce al Hijo y el Hijo al Padre. Y el Hijo da su vida por las ovejas. Pero hay ovejas que aún no están en el rebaño.                                                                                                                         Jesús como supremo Pastor, traza el modelo de los pastores. Ser pastor es estar dispuesto a darlo todo por su rebaño: Dar su tiempo. Dar sus cansancios. Dar lo que tiene. Darse a sí mismo. Ser capaz de morir para que las ovejas vivan.                                                   
    
Las características que definen al buen pastor y al rebaño son estas: “Escuchan la voz del Pastor”, porque les es familiar. “El pastor que conoce a sus ovejas”, y “Las ovejas que le siguen”. Para que las “ovejas escuchen la voz del Pastor, y él las conozca” se requiere que él esté “cerca de ellas”, ya que nadie conoce desde lejos, ni se puede pastorear a control remoto. Él las llama por su nombre y camina delante de ellas. El pastor no amenaza ni empuja, sino que va con ellas marcando el rumbo. Sólo se puede seguir al que va por delante, porque brinda confianza y es ejemplo y modelo. De ahí que el pastor tiene que ser el primero en vivir el Evangelio, para servir de modelo.
    Jesús se atribuye el título de Pastor y lo fundamenta en la verdad de su vida, manifestada en su espíritu de amor y de servicio hasta la muerte. Cuando Jesús dice: “Yo soy la puerta”, se nos está descubriendo como el punto de encuentro. En Jesús toda persona puede encontrarse con Dios, porque en él, Dios se nos manifiesta, sale a nuestro encuentro, nos abre, nos acoge y nos perdona. Hay muchas puertas que quieren desviarnos de la verdad. Su denuncia, es entonces, contra tantos falsos pastores que no merecen nuestra confianza, ni son garantía de nada. 

   Sólo la puerta de la verdad, que es Jesús resucitado, nos abre al camino que nos lleva al banquete de la vida. Él nos da acceso a la vida del Padre, y nos invita a entrar en ella, no con palabras aduladoras o con falsas promesas, sino con un profundo realismo: "El que quiera seguirme, que tome su cruz". Es decir, sólo hay una puerta que se abre a una vida verdadera y nueva: la del amor hecho servicio.

   El Buen Pastor, se regocija con las ovejas que están cercanas a Él pero también va en busca de las extraviadas. No teme ni montes, ni bosques, ni barrancos hasta llegar a la oveja extraviada y recuperarla, y lejos de enojarse, por su compasión la toma sobre sus hombros y de su propio cansancio, “cura y venda sus heridas”. Su misericordia es infinita y su amor quiere alcanzar a todas las ovejas, aunque sean de otro redil: “tengo otras ovejas que son de otro redil que necesitan ayuda”. A todos aquellos que se han apartado de su amor y han perdido el calor de su corazón, los sigue buscando para ofrecerles sus entrañas de pastor, porque el buen pastor no busca el bien de sí mismo sino el bien de los demás. 

   Jesús olía a cuna de pastores, olía a establo de ovejas, olía a pueblo sencillo, olía a enfermos, a ciegos, a leprosos, a cojos y paralíticos. Olía a gente que tenía hambre. El mejor perfume de un pastor es “oler a oveja”, es decir, a gente, a pueblo, a rebaño. La calidad de los pastores se demuestra por la calidad del rebaño, por la vida del rebaño y por la unidad del rebaño. Y es en esta lógica que el Señor ha elegido a los pastores para custodiar su rebaño. A este respecto, se refiere el Papa Francisco diciéndonos que el Pastor tiene que ir detrás del rebaño; delante del rebaño; con el rebaño, y en medio del rebaño. Misión que no es nada fácil, pero misión maravillosa, porque es la que mejor nos configura con el mismo Jesús que “entregó su vida para que nosotros tuviésemos vida”. El mejor pasto del rebaño, o sea el Pueblo de Dios, es la vida consagrada de sus pastores. 

   En este día encomendemos a todos aquellos a quienes el Señor ha llamado y les ha confiado el ministerio del pastoreo en la Iglesia, a través de los cuales sigue realizando su tarea pastoral. El papa francisco, y con él todos los Obispos del mundo, con la colaboración de los sacerdotes, los diáconos, religiosos y religiosas, que ayudan en el pastoreo de la Iglesia universal. Tarea que Jesús ha confiado extender.

   En cualquier condición en que nos encontremos, siempre tendremos que ser pastores, porque siempre tendremos ovejas que cuidar. ¡Cuida de tu vida, de tu familia, de tus semejantes, de tus vecinos, de tus compañeros!. Ojalá que la liturgia de este domingo, nos ayude a reconocer la voz del Señor, especialmente en aquellos que están lejos de él y que en el fondo de su alma necesitan la mano tendida y segura del Buen Pastor. 

   A quienes nos siguen a través de internet, en la página: www.santaanacentrochia.org les envío mi bendición, y los invito caminar juntos y a seguir extendiendo, como discípulos-misioneros, la Buena Nueva del Señor, donde quiera que se encuentren. 

Feliz semana para todos. Que Dios los bendiga y la Santísima Virgen los proteja.

Padre Luis Guillermo Robayo M. 
Rector Capilla Santa Ana de Centro Chía