Chía, 3 de Febrero de 2019 Saludo y bendición a todos los fieles de esta comunidad de Santa Ana. “El Amor Universal de Dios en Jesús” En el Evangelio de este Domingo, Jesús
proclama:
"Hoy, esta palabra se acaba de cumplir"
Más que mirar al pasado o al futuro, Jesús mira al presente, al hoy, porque es en el hoy donde damos cabida a Dios, y donde su Palabra tiene que resonar con más fuerza. Este primer sermón lo escucha gente piadosa y buena que acudía al templo todos los sábados. Pero llega el momento en que, quienes lo escuchan con agrado y “quedan admirados de sus palabras”, serán los primeros en colocar obstáculos y resistencias a su mensaje. Cuando Jesús se presenta como uno más del pueblo, todo va bien. Pero, tan pronto se presenta como el profeta que proclama con fuerza y exigencia la verdad, todo se le complicó.
El relato de Lucas resulta realista y actual. Los suyos que le escuchan en la Sinagoga “quedan admirados de sus palabras”. Quedan satisfechos diciendo “¡qué bien que habla!” Pero luego, esa admiración queda en nada, si no les hace el milagro que le piden, ya no creerán en Él. ¿Dónde comienzan los problemas para Jesús? No mientras lo ven a Él en sí mismo sino cuando piensan en su origen. “¿No es éste el hijo de José?” dice cosas maravillosas, pero es hijo de un carpintero. Hay algo especial en sus palabras, pero ¿se puede esperar algo del hijo de un carpintero? A lo más, un “hijo también carpintero”. Mientras no nos complique la vida, todo bien, pero si nos exige, entonces, ya deja de “ser profeta”. Primero lo admiramos, pero luego, cuando nos habla personalmente, entonces ya deja de “ser profeta”, nos incomoda y decidimos desterrarlo de nuestra vida. Si se acomoda a nuestros caprichos y pecados, todos conformes, pero si nos exige acomodarnos a su santa voluntad, prescindimos de Él. Olvidamos que el verdadero profeta no dice lo que queremos que nos diga, ni lo que nos gusta escuchar, ni lo que nos halaga. El verdadero profeta es el que nos dice lo que tiene que decirnos; lo que Dios quiere decirnos; lo que nos obliga a cambiar porque huele mal en nuestros corazones, aunque personalmente nos pueda doler.Es el que nos molesta porque siempre se hace voz de Dios que nos invita a cambiar. Hoy, Dios sigue teniendo el mismo problema con nosotros. Si se presenta como Dios, no nos convence porque ya pasó de moda, y si se presenta como hombre, nos parece poca cosa. Entonces, quizá sea mejor despeñarlo o eliminarlo de nuestras vidas porque nos incomoda su modo de actuar. Basta que uno diga que es creyente para que el resto empiece a rechazarlo. Basta que alguien confiese la fe para que lo vean como un tipo raro. Basta que uno se atreva a hablar de Dios en público, para que fácilmente alguien quiera despeñarlo. Quien quiere hablar de Dios, fácilmente es marginado por ser un “aguafiestas”. Quizá por esta razón preferimos pasar escondidos, indiferentes, anónimos y no hablar de Dios. No obstante, “Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba”. La verdad puede encontrar estorbos en el camino. Jesús puede pasar de “profeta”, y luego pasar a la categoría de “carpintero” pero no por eso dejará de hablar como profeta.Él siempre se abrirá paso y la verdad terminará por florecer. La verdad que anuncia sigue delante y algún día amanecerá. A pesar de los obstáculos y de no ser bien recibido entre los suyos, no se intimida. También hoy, a pesar de nuestras negaciones y resistencias que le solemos colocar, continúa pasando por nuestras vidas brindándonos su Amor. A quienes nos siguen a través de internet, en la página: www.santaanacentrochia.org les envío mi bendición, y los invito a seguir extendiendo, como discípulos-misioneros, la Buena Nueva del Señor, donde quiera que se encuentren. Feliz semana para todos; que Dios los bendiga y la Virgen los proteja. |