Chía, 10 de Abril de 2022
Saludo cordial y bendiciones a todos los fieles de esta comunidad de
Santa Ana.
“Bendito El Que Viene en Nombre del Señor"
El Domingo de Ramos es
un domingo de contradicciones. Exaltaciones y humillaciones. Alegrías y
tristeza. Triunfos y fracasos. Alabanzas y condenas. Así comenzamos esta Semana
Santa. Una semana que pondrá al descubierto el corazón humano. Pero también
pondrá al descubierto el corazón de Dios. Una semana que pondrá al descubierto
la sencillez del pueblo.
En la entrada de Jesús en Jerusalén encontramos unidas, de antemano, tanto la realeza del Señor como la humildad, la cual culminará en la cruz. A la alegría expresada durante la entrada solemne al templo le sigue inmediatamente la lectura de la Pasión. De ahí que cada Domingo de Ramos es, por un lado, día de júbilo y aclamación del Señor, y por otro, día de abandono, de pasión y de muerte de cruz.
Es domingo de ramos, pero también es domingo de Pasión. La misma multitud que lo ha proclamado rey en la entrada triunfal, lo abucheará días más tarde. Habían sido cautivados por su palabra, alimentados con pan y pescado, curados de sus enfermedades, exorcizados de sus demonios y, sin embargo, al presentir la realidad de la cruz, todo cambió, y el jubiloso “Hosanna” ahora será el grito: “¡Crucifíquenlo!” Jesús entra como Rey, pero no viene a dominar, sino a servir a la humanidad. Entra glorioso y aclamado, pero de forma completamente humilde. Viene dispuesto a combatir, pero su lucha es contra el pecado. Viene armado para la lucha, pero su única arma es el amor. Triunfa en su batalla, pero su victoria, es el triunfo de la fidelidad a Dios y la solidaridad con el hermano en el patíbulo de la cruz. Finalmente, victorioso, será entronizado no en un palacio humano, sino en la misma gloria del Padre.
Un refrán dice: “muerto el cantor, no muere el cantar”. Son muchas las voces que cada día recuerdan las palabras y los gestos de Jesús. Cuando algunos fariseos le pedían reprender a sus discípulos, él les respondía: «Os digo que, si estos callan, gritarán las piedras». Estas palabras también nos interpelan a cada uno de nosotros. Los cristianos estamos llamados a confesar a Jesucristo, como ha dicho el Papa Francisco: “Si nosotros callamos, el Señor buscará otros mensajeros más fieles a su vocación”. A muchos les duelen los triunfos de Jesús. A muchos les duelen los triunfos del amor misericordioso y optan por la violencia. A muchos les duelen los triunfos del perdón de Dios y prefieren seguir en los odios y rencores. Quisieran acallar la alegría de la fe, la alegría del amor, la alegría del perdón. Semana santa es tiempo de gracia. Que nada nos distraiga del amor de Dios. Es la semana mayor, porque el amor de Dios llega al extremo por nuestra salvación Vivámosla con ojos de gratitud; abramos nuestro corazón, sigámosla con oídos de fe y alma bien dispuesta.
Nada se compara con el perdón y el amor de Dios, que como en cascada viene desde la Cruz en torrentes de misericordia y de gracia. Nada tan divino y salvífico, como la redención obrada en Jesucristo. Es lo único válido y definitivo para cuando nuestros ojos se cierren a las vanidades del mundo y se abran para encontrarnos cara a cara con Dios.
Emprendamos esta semana con un nuevo ardor y tratemos de mantenernos con coherencia entre la fe y la vida. Como las palmas se abren para ver pasar al Señor en Jerusalén, que se abran nuestros corazones para experimentar su paso en nuestras vidas. Que nuestros ramos sean brotes nuevos de propósitos santos que no se marchiten; que florezcan en obras de misericordia y amor, propios de esta semana mayor. Que los ramos de este domingo, no sean un amuleto, sino que expresen que nuestra vida es el eco de aquel grito “Hosanna” al Hijo de David. Desterremos de nuestra vida cualquier secuela de aquel doloroso grito ¡crucifícale!
Que con la
ayuda del que todo lo puede, demos nuestra vida por los más necesitados.
Bendito el que viene a mi vida, a mi familia, a mi comunidad. ! Hosanna, en el cielo ¡
A quienes nos siguen a través de internet, en la página: www.santaanacentrochia.org y el Facebook de la capilla Santa Ana, les envío mi bendición para esta semana santa, y los invito a seguir extendiendo, como discípulos misioneros, el reino de Dios donde quiera que se encuentren. Feliz semana para todos; que Dios los bendiga y la Virgen los proteja. Amén.
HIMNO DE ACLAMACIÓN Hoy me he vestido de fiesta, para seguirte los pasos. Y he salido a la calle, con mi ramita en la mano. Vas montado en un burrito. Todos te van saludando. Y yo levanto mi rama, y tú mi rama has tocado. Oh Jesús de mi vida, siendo amor, perdón y entrega,has cruzado la muralla, sabiendo lo que te espera. Padre Luis Guillermo Robayo M.
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