Saludo Solemnidad Epifanía del Señor, 3 Ene 2021, Ciclo B

publicado a la‎(s)‎ 2 ene 2021, 7:03 por Diseño Web Santa Ana Centro Chía   [ actualizado el 2 ene 2021, 7:11 ]
Chía, 3 de Enero de 2021

   Saludo cordial y bendición a todos ustedes, discípulos y misioneros de esta comunidad de Santa Ana.

 Lecturas de la Celebración

"Venimos a Adorar al Rey"
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Saludo Padre Rector Luis Guillermo Robayo M. 

   La Epifanía celebra la aparición en el mundo de Cristo, Luz divina con la que Dios salió al encuentro de la débil luz de la razón humana. Así, en la Solemnidad de hoy, se propone la íntima relación que existe entre la razón y la fe, las dos alas de que dispone el espíritu humano para elevarse hacia la contemplación de la verdad. 

   La Solemnidad de la Epifanía es la fiesta de la luz que ha brillado en medio de las tinieblas del mundo para que todos pudieran encontrar al Salvador, nacido de María. Los Magos son de lejos y, no obstante, son los primeros en ver sus señales; son de lejos y en el camino quedan a oscuras y sin camino; se sienten perdidos pero sus dudas y oscuridades no los echan atrás. Preguntan a quienes deben saberlo, pero ellos no lo saben. Parece extraño que los que estaban cerca no se enteraron, ni supieron nada del Niño, ni de la estrella. 

   Solo sabían por los libros dónde sería el nacimiento, pero no se enteraron que ya tuvo lugar. Los tres personajes de lejos han sentido la necesidad de “buscar” al que otros también esperaban, pero que se olvidaron de buscar. Era la búsqueda del corazón. Y era la búsqueda a través de los signos. Todo parecía que iba a ser muy fácil, pero es sólo cuando ya estaban a punto de llegar, que el camino se pierde porque se pierde la señal. 

   Dios se manifiesta siempre a todos, aunque sólo le descubre el que le busca con empeño. Aquellos Magos son figura de todos los hombres y mujeres de la historia que buscan respuestas a tantos interrogantes que la vida nos presenta. Ellos encontraron la respuesta allí donde menos esperaban: en un niño pobre y humilde recostado en un pesebre. Los magos estuvieron abiertos a la llamada de Dios, supieron distinguir los signos de los tiempos, vigilaron y escucharon. 

   Fueron hombres de oración capaces de entender la voz del cielo y la propia voz del corazón; siguieron la estrella, fueron capaces de dejar su tierra, y rebosantes de esperanza dejan todo por seguir la llamada. La Epifanía nos habla, entonces, de los que van cansados del camino; de los que persisten en la búsqueda del Señor más allá de cualquier desilusión, porque intuyen que, al final, él siempre se revela y se manifiesta a quienes lo buscan, aunque vengan de lejos. 

   No siempre un camino es el mismo de ida y de regreso. Los magos sintieron la necesidad de “buscar” otro camino, entonces ya no es el camino que va al encuentro, sino el camino de haber encontrado. Ahora es el mismo Dios quien se hace camino. Un camino que ya no depende de una estrella, sino el camino de quien ha llegado y ha dejado que Dios se haga luz en su corazón. No se puede encontrar a Dios y seguir igual. Cuando uno se ha contagiado de Dios, la vida ya no es la misma. Cuando uno ha visto a Dios, aunque sea en la pobreza de un pesebre, los ojos ya no ven lo mismo. Cuando uno ha sentido a Dios en su corazón, la vida se llena de caminos y todos son caminos de Dios. 

   Dios siempre es sorpresa. Buscaban a un rey y se encuentran con un niño pobre, porque sólo desde la humildad se puede reconocer al Mesías en un niño. La humildad nos dispone siempre para descubrir todas las humildes manifestaciones de Dios, sea en nosotros mismos, sea en los demás. Dios se manifiesta a los que tienen corazón de niño, a los que son capaces de saber aceptar el «otro camino» y estar siempre disponibles, humildes y confiados.

   El encuentro con Cristo debe determinar un cambio, una permuta de costumbres. Nadie que se haya encontrado realmente con Dios puede andar los mismos caminos del pasado y del pecado. Cambiando la vida, cambia la vía. No podemos volver a casa por el mismo camino que hemos venido, es decir, exactamente como estábamos antes de venir a la iglesia. Si la estrella aparecida a los magos, fue como una “espléndida lengua del cielo” que narraba la gloria de Dios, ahora será por el evangelio que nosotros seamos conducidos a adorar a Cristo, por la verdad que resplandece en él, y seguirá llamando hacia él a los hombres de toda la tierra. Nos falta solamente testimoniarlo, transitando los caminos del Señor. 

   La Epifanía nos invita a estar ¡Atentos a los signos de Dios!: Ver la estrella y seguirla, abandonarlo todo y compartir, superar las dudas y buscar, tener la capacidad de cambio y renovación, descubrir a Dios en todo y confiar siempre en él, han de ser las actitudes del creyente. Pidámosle al Señor que los Magos de Oriente nos dejen de regalo su apertura de corazón para encontrarnos con Dios, que desde Belén sigue caminando por nuestros caminos. 

   Como los magos adoraron al Niño “en la casa”, en las rodillas de la Madre, también nosotros lo adoraremos en la Eucaristía, en Espíritu y verdad, y en lo profundo de nuestro corazón. 

   Entreguémosle como regalo al Señor, nuestro pobre corazón, para que, con la luz de su divino Espíritu, podamos descubrir que Él es el mejor regalo que Dios se dignó ofrecernos para nuestra salvación. 

   A quienes nos siguen a través de internet, en la página: www.santaanacentrochia.org y por el Facebook de la capilla, les envío mi bendición, y los invito a seguir extendiendo, como discípulos-misioneros, - en este año dedicado a san José- , la Buena nueva del Señor, donde quiera que se encuentren.

   Feliz semana para todos. Que Dios los bendiga y la Santísima Virgen los proteja y acompañe en este nuevo año. Amén.

Padre Luis Guillermo Robayo M. 
Rector Capilla Santa Ana de Centro Chía