El mundo ha quedado a oscuras. María era la única luz encendida sobre la tierra. La madre de Jesús y las mujeres que han seguido al Maestro desde Galilea, después de observar todo atentamente, se marchan también.
Cae la noche. Ahora ha pasado todo. Se ha cumplido la obra de nuestra Redención. Ya somos hijos de Dios, porque Jesús ha muerto por nosotros y su muerte nos ha rescatado. Hemos sido comprados a gran precio.
Siempre, pero especialmente si alguna vez dejamos a Cristo y nos encontramos desorientados por haber abandonado la Cruz, como los apóstoles, tendremos acudir en seguida a esa luz continuamente encendida en nuestra vida que es la Virgen Santísima. Junto a ella nos disponemos a vivir la inmensa alegría de la Resurrección. ¡¡¡ Felices Pascuas de Resurrección!!!
Homilía Vigilia Pascual Padre Pablo Galvis J.
Pregón Pascual
Padre Luis Guillermo Robayo M.
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